Edo, el 'sprinter' que molestó a 'Abdu'
Durante la primera semana y media del Tour, en todos los sprints podía distinguirse un jersei verdi blanco, el del equipo Kelme, a rayas verticales, como las del Betis, pero más gordas. Una vez incluso se le vio tan bien, ocupando las primeras posiciones, que Abduyapárov, el rey del sprint, se enfadó con él, porque dijo que le había encerrado. "¿Molestarle yo?", se pregunta Edo. "Entonces todos los que no fueran Abdu o Cippollini molestarían. Cada uno tenemos nuestro sitio y tenemos que meternos como sea".Hoy, Angel Edo (23 años, Barcelona), el sprinter español por excelencia, quiere dar un susto a todos, nada menos que en el templo sagrado en el que sólo ellos entran, los Campos Elíseos. Los velocistas que continúan en carrera han soportado el calvario de los Pirineos y los Alpes con una sola idea: ganar en París. Edo, también. El Tour se le ha hecho largo, pero ha pasado la montaña con menos sufrimiento del que esperaba; por eso confía en dar la sorpresa, a poco que los demás velocistas se dejaran parte de sus fuerzas en las cumbres.
Desde que la meta del Tour se instala en los Campos Elíseos (1975), es un coto exclusivo de los mejores sprinters mundiales: Abduyapárov, Ludwig, Museeuw, Van Poppel, Bontempi, Vanderaerden...
También de ganadores absolutos: Hinault, LeMond... Y, en cualquier caso, por la línea de llegada en París han pasado primero unos cuantos nombres míticos: Merckx, Anquetil, Gimondi, Poulidor... Pero el tal Edo asegura que tiene sus posibilidades: "El nombre del ganador no estará escrito hasta las cinco de la tarde".
Edo asegura que a Abduyapárov, el último ganador en París, se le puede ganar: "Claro que sí. El mejor este año es Baffi (abandonó el Tour en la quinta etapa), que ha ganado 13 sprints, y yo le he vencido dos veces. Sólo hay un inconveniente, que mi estado actual de forma no es el mismo que el de los sprinters que han preparado específicamente el Tour, porque yo ya alcancé mi 100% en otras carreras, pero después de la montaña lo mismo los demás han ido a menos y yo a más". Hoy, si es necesario, volverá a cerrar a Abduyapárov. No se acomplejó el día que en plena llegada levantó el brazo y echó la bronca a Edo: "En absoluto. En la etapa siguiente volví a coger su rueda con el único objetivo de adelantarle en la meta. Cuando no gana tiene que echarle la culpa a alguien, a quien tiene más cerca ese día".
Edo no califica de juego sucio las maniobras que se realizan en un sprint con el objeto de impedir el avance del contrario: "Ocurre que al final hay muchos nervios y te juegas todo a una carta. Entonces llegan las típicas cerradas, los frenazos, que si te meto el manillar, que si los codos... Son acciones que entran dentro del sprint". Edo tampoco duda en hacerlas: "Claro, igual que me las hacen a mí. Que no pueda ganarles será por otras razones, pero no porque me arrugue, ni ante ellos ni ante nadie".
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