Festina, un huracán surgido del caos

J. M. Leblanc gaña en la cima de Hautacam, Virenque en la de Luz Ardiden, Van Poppel el segundo sprint del Tour, dos corredores están entre los cuatro primeros de la clasificación general, los directores, negocian el fichaje de Berzin -que pasaría de cobrar cinco millones a cien-, también proclaman que si Banesto disolviera el equipo Induráin ya Sabe dónde acudir... El Festina es un huracán. Este año compite con la mitad del presupuesto que el año pasado, unos 300 millones de pesetas.

El Festina es un equipo modesto, con sede fiscal en Andorra, que fue transformando su personalidad española -procede del Lotus- por la francesa. Sigue de director Miguel Moreno, compartiendo el trabajo con Bruno Roussel, y sólo hay un español en el Tour, Roberto Torres. Moreno dice que hay que aumentar la presencia española, pero los que están salvando la temporada son los, franceses, con quienes dice que no tiene problemas de entendimiento, pese a que desconoce su idioma. Virenque sí sufrió las consuencias de ello cuando en la ascensión a Luz Ardiden le pedía una bebida y Moreno le daba otra.

El plantel actual de ciclistas reivindica la hegemonía de los escaladores. Leblanc y Virenque ganaron las dos etapas pirenaicas y uno es segundo y otro cuarto, separados por tan sólo 39 segundos, o sea, que sueñan ambos con acompañar en el podio a Induráin.

El secreto de la transformación del Festina, que del caos ha pasado a ser el mejor equipo del Tour, está en la organización para Moreno y en la libertad para Roussel. El primero manifiesta: "El año pasado mandaban en el equipo franceses, holandeses y españoles, y se quería abarcar un amplísimo calendario para estar en los frentes que interesaba a cada uno. No había organigrama ni organización, hasta que decidimos poner fin al caos, reducir la plantilla y equilibrar el presupuesto". Roussel, por su parte, aporta otro argumento: "El corredor que quiera tener libertad, sabe que la va a encontrar en el Festina. Jamás prohíbo a los corredores atacar".