Los rastreadores de miserias
Los intermediarios de los 'reality shows' cobran hasta 400.000 pesetas por los invitados más extravagantes
Son los proveedores de toda la carnaza de los reality shows, de las miserias humanas que mueven cada semana a millones de espectadores que zapean de cadena en cadena buscando una historia con la que escandalizarse. Unos llegan al programa por su propio pie, porque quieren contar su caso voluntariamente ante las cámaras. Pero otros se resisten. "El 60% de los casos raros hay que buscarlos, son muy difíciles de encontrar", asegura Miguel Diego, uno de los proveedores de personas extravagantes para el programa Cita con la vida.Para realizar esta tarea los programas de televisión cuentan con rastreadores de historias. Son los encargados de hacer el trabajo más duro. Recorren miles de kilómetros por encontrar a una ninfómana capaz de confesar que ha mantenido relaciones sexuales con unos 2.000 señores, al gallego que aseguraba haber mantenido relaciones íntimas con 3.000 mujeres o a la pareja de hermanos que cuentan con pelos y señales, ante las cámaras, los pormenores de su convivencia sexual. Pero la mayoría se niega a confesarse ante la pantalla.
A algunos se les convence en un par de charlas o con una comilona. Los menos. Los más difíciles ceden ante un cheque. Nunca con más de seis cifras. Se les suele pagar unas 50.000 o 100.000 pesetas. Poco dinero. Se trata de conseguir que estas personas sin dinero cuenten sus casos con naturalidad. A veces se les da algo más, se les paga el avión o el hotel", confiesa un captador de uno de los programas de mayor audiencia.
Los buscadores de morbo intentan, con simpatía y labia, convencer a los personajes, sin que les cueste ni un duro. Si tienen que acarrear con los gastos, se llevan lo comido por lo servido. "Y entonces no es negocio", dicen. El programa de Nieves Herrero, Cita con la vida, suele pagar a los captadores entre 100.000 y 300.000 pesetas por cada caso. Julián Lago, por Misterios sin resolver, es más espléndido: puede llegar hasta casi 400.000 pesetas por historia. "Te haces una al mes y te resuelve la vida", asegura un colaborador free lancer de este programa.
El sexo es lo que más vende en este tipo de programas televisivos. Personas con morbo es la petición más habitual de las emisoras. "Lo cutre es lo que le gusta a la gente. Ahí están los éxitos de estos programas. Simplemente dan lo que la gente pide", revela este rastreador.
Los agradecidos telespectadores son fieles a este tipo de programas. Las audiencias así lo demuestran. El programa diario de Tele 5 Misterios sin resolver contó durante el pasado mes de junio con una audiencia superior a los dos millones de personas. Esta cifra la superó en más de un millón de espectadores Antena 3. El espacio Cita con la vida superó los tres millones y medio.
Miguel Diego es uno de los que consiguen a personas con el morbo suficiente para atrapar estas audiencias millonarias. Se define profesionalmente como cantante, showman, manager e investigador. Su atuendo, sus cadenas al cuello -de la más larga cuelgan un anillo y una cruz; de la otra, su nombre artístico, Arlequín. Miguel Diego es uno de los rastreadores de Cita con la vida. Su agenda está repleta de teléfonos y personas singulares que sin ningún pudor cuentan ante las cámaras de Antena 3 sus intimidades. "Yo me muevo entre empresarios, representantes, bailarines, pintores, y siempre voy preguntando a uno y a otro si conoce a alguien así", cuenta Diego, que suele ofercer sus adquisiones al programa, aunque en otras ocasiones es el equipo de Antena 3 el que le pide específicamente qué tipo de miserias prefiere.
Las Animadoras del Ejército
Al programa de Nieves Herrero llegó portando de la mano a Las Animadoras del Ejército (Katy Estrada y Dulce Vega). Después le pidieron más personajes: Amador, el cantante que vive con dos mujeres; Miriam, una catalana devoradora hombres; una actriz porno... Hasta convertirse en la estrella anónima del pograma.En cartera tiene a un chulo de putas retirado y a un grupo de amigos que cada mes se reunen para festejar una bacanal, por si el programa vuelve en septiembre, tras el descanso del verano. "Son personas curiosas. El chulo, pese a haber tenido a su servicio a un montón de mujeres, haber ganado mucho dinero y haber vivido a lo grande, ahora se ha quedado sin nada. Todo lo que tiene que ver con el sexo vende", asegura el experto Diego.
Este alicantino, de 40 años, utiliza sus artes para convencer a los personajes de que se atrevan y den la cara. "Intento quitarles el miedo al que dirán. No hay que esconder nada. Estamos en 1994 y cada uno es como es. El que es maricón, tiene que saber la gente que es maricón", explica, convencido.
El caso más difícil que tiene entre manos es el de un matrimonio que regenta una cafetería en Barcelona. La esposa, propietaria del negocio, se enamoró del camarero. Ahora el marido teme perder el empleó y pasa a ser asalariado de la infiel esposa, y el camarero se convierte en propietario. "Como no lo consiga me contrato yo también de camarero", bromea Diego.
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