Cruzada contra el idioma francés en los Comunes

Anthony Steen, diputado conservador británico, estaba dispuesto a tomarse la revancha de la ley de defensa de la lengua francesa, presentada por el ministro de Cultura, Jacques Tourbon, y aprobada el pasado 5 de mayo por la Asamblea Nacional gala, en la que se prevén multas por la utilización de palabras extranjeras en los medios de comunicación, en la publicidad y en los lugares públicos. Steen no quiso ser menos y el pasado martes defendió en el Parlamento británico un proyecto de ley suyo en el que proponía una nueva tarea para los guardias de tráfico: multar con 10 libras esterlinas (unas 2.000 pesetas) a cualquiera que utilizara palabras en francés. En su brillante alegato ante la cámara, Steen defendió medidas dolorosas en un país en el que para la gastronomía y el sexo se tiende a utilizar la terminología francesa. De acuerdo al proyecto, nadie podría tomar en el futuro un croissant ni una baguette en un café. Tampoco visitar un restaurant, ni mucho menos consumir en él nouvelle cuisine. En el terreno sexual se acabaron los negligés, que podrían llevar a una líason dangereuse o, peor aún, a un menage à trois. "Cada país europeo está orgulloso de sus particularidades como Estado", afirmó, "pero los franceses han inclinado el fiel de la balanza hacia el patrioterismo. Mi proyecto es simplemente revanchista, une cause célèbre". Sin embargo, franceses e ingleses podrán dormir tranquilos, el proyecto de ley fue rechazado por 149 votos en contra y 49 a favor.-