¡Esto es Hollywood!
La primera semana supera las previsiones sobre juego real, goles, público y arbitrajes
Esto ha sido Hollywood. La primera semana del Mundial incluso ha excedido los términos más extravagantes del guión redactado por los organizadores. El fútbol ha sido de calidad. Los arbitrajes han mejorado sensiblemente en comparación con lo visto hace cuatro años en Italia. La prestación de los jueces de línea especializados ha sido positiva. Las asistencias de público amenazan con convertirse en plusmarcas de larga vida. Los anfitriones han logrado entusiasmar a su propio público. El tiempo real de juego ha registrado un sensible alargamiento.El calor, pese a las protestas, no ha ejercido una influencia negativa sobre el espectáculo. Y el césped de quita y pon ha resultado aceptable. Lo que ha fallado ha sido la infraestructura que los norteamericanos habían señalado como la parcela donde podían prometer niveles sin parangones. Es decir, que hasta ahora todo ha salido al revés en relación con lo esperado antes del inicio del torneo.
En los juicios a la calidad del fútbol hay consenso para afirmar que en la primera fase la zanahoria de los tres puntos ha sido un factor positivo. El solitario empate a cero entre coreanos y bolivianos ha acallado a los críticos norteamericanos que con tanta virulencia habían menospreciado a un deporte capaz de ofrecer una hora y media de esfuerzo estéril y sin sentido. En la primera veintena de partidos se marcaron 57 goles. Es decir, que el promedio por partido que tocó fondo con el 2,2 registrado en Italia, camina por el 2,8. La cifra parcial supera todos los registros desde 1970 y este Mundial podría ser el primero en superar los tres goles por partido de la edición de 1958.
El entusiasmo del público norteamericano ha roto moldes. Hasta el partido entre Marruecos-Arabia Saudí -quizás el de menor gancho de toda la primera fase-, produjo un teórico no hay billetes en el Giants Stadium de New Jersey. Casi todos los encuentros han sido vistos por un público que se limita prácticamente a hacer eco de la capacidad oficial de los estadios, debido en gran parte al entusiasmo de las comunidades de inmigrantes, que apoyan con fuerza a sus países de origen. El Rose Bowl de Pasadena, el escenario de la final en Los Ángeles, ha registrado las dos mayores asistencias del torneo: 93.124 espectadores en el EE UU-Colombia y 91.856 en el Colombia-Rumania. El promedio de asistencia se sitúa sobre unas 67.000 personas por partido, la cual será imposible de repetir en el próximo Mundial, en Francia.
La FIFA, al margen de estudiar con enorme satisfacción las cifras de audiencia televisiva, también ha señalado la contribución al espectáculo por parte de los árbitros. Josep Blatter, el secretario general, ha comentado: "Estoy muy satisfecho con el nivel de arbitraje en los partidos disputados hasta ahora. Les daría entre un bien y un notable y eso que los partidos no han sido del todo fáciles". En su opinión, el considerable aumento de tarjetas amarillas -72 en la primera veintena de partidos, casi el doble de la cifra registrada en Italia- se debe a una mayor severidad que empieza a dar sus frutos sobre el terreno., Las críticas, siempre existentes, han sido mucho menores que en Italia y se han centrado en las pegas marroquíes al colombiano Torres, las quejas bolivianas al escocés Mottrain y las reclamaciones saudíes al español Díaz Vega.
En cuanto al juego efectivo, destaca el encuentro entre España y Alemania, que sólo contabilizó 56,07 minutos. Sólo ha sido superado negativamente por el Suiza-Rumania, con 54,28 minutos. Hace cuatro años varios partidos arrojaron menos de 50 minutos de actividad y las mejoras alcanzan al 15%. Bélgica-Marruecos (66,2 minutos, EE UU- Suiza (66,1) y España-Corea (62,3), son los de mayor tiempo real.La audiencia televisiva también ha causado asombro en Estados Unidos, hasta el punto de despertar el interés de las páginas de economía de los diarios, que consideran una ganga los 15 millones de dólares (cerca de 2.000 millones de pesetas) pagados por ABC y la cadena por cable ESPN. La audiencia se ha triplicado respecto a Italia 90. El partido EE UU-Suiza superó incluso al Open de Estados Unidos de golf, que se celebraba el mismo día.
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