La bomba atómica en Pasadena
La victoria de EE UU ante Colombia causa sensación y lleva el fútbol a las primeras páginas
La cadena ESPN, en contra de toda disciplina horaria, no parecía dispuesta a despedirse. Los jugadores se' abrazaban a la bandera nacional, el público era un alborozo, los comentaristas estaban entusiasmados. En la mañana de ayer, varios periódicos designaron el suceso con la palabra "milagro". Nunca desde 1950, Estados Unidos había ganado un partido en un Mundial de Fútbol. Nunca, además, desde 1930 había pasado a la segunda fase. El triunfo sobre Colombia ha resucitado éxitos sepultados por la borrosa historia y los ha multiplicado para venderlos por millones de dólares. Nunca fue tan importante un marcador para el futuro del fútbol norteamericano.Con el corazón batiente, Alan Rothenberg, presidente de la US Soccer Federation, chairman de la World Cup 1994 decía: "Ésta ha sido la más increíble experiencia de toda mi vida". Más que un marcador Alan Rothenberg veía un marcapasos. Con esto espera que se pavimentará el camino de la Liga profesional norteamericana el año próximo y que el público llenará las gradas. El dinero acude donde hay gentío y el sensacionalismo ha empezado a hacerse notar. Incluso ayer, que era un mal día para el fútbol debido a la disputa del último encuentro de los play-offs de baloncesto, el fútbol consiguió una sexta parte de las portadas deportivas. Una explosión.
Las marcas de deportes o la alimentación están ojeando ya la Popularidad de los jugadores. Hasta ahora fue sólo el portero Tony Meola quien ha sido utilizado, pero pronto puede ser Lalas, el defensa rockero con perilla; Stewart, el mágico goleador del minuto 51, o Claudio Reyna, 20 años, el mejor del equipo y cuyo desgarro muscular podrá ahora curarse y jugar la segunda fase,
De repente se ha experimentado un giro radical. Los norteamericanos pueden contemplar el equipo nacional ahora segregando jugo patriótico. Ésta era la clave del producto. El empate con Suiza parecía, hace horas, la desecación de la esperanza, el triunfo sobre Colombia marca el nacimiento de la diversión. Ni la sensibilidad de Wall Street se hubiera comportado con una veleidad mayor. EE UU ha jugado partidos amistosos en su propio país ante una mayoría de hinchas del otro equipo. Ahora pueden ir arreglando la fe. "Hemos conseguido que la gente c'rea", decía el defensa norteamericano Paul Caligiuri. Y añadía: "Con esta victoria hemos despertado la atención del mundo y a la vez se ha prendido la pasión del fútbol en EEUU". " We are in business now" ("Ahora estamos en el negocio") lo que expresa con precisión de qué se trata. Los saltos de la mediocridad al estrellato siguen aquí igual proceso súbito que en otros espectáculos. Y, definitivamente, aquí el fútbol será espectáculo o no será.
Siete años ha dedicado el equipo de EE UU para hacer explotar la bomba en su Mundial. Desde el pasado Campeonato de Italia ha disputado 97 encuentros amistosos. De ellos ha ganado 31 y ha perdido 35. Ganó en junio de 1993 a Inglaterra (2-0) y obtuvo resultados propagandísticos de 7-0 frente a El Salvador y de 8-1 frente a las islas Caimán. Ganó a México en Pasadena hace tres semanas y perdió honrosamente (3-2) con el Bayern de Múnich el 21 de mayo. Con todo nadie confiaba en la selección. A las indeterminaciones de su entrenador, Bora Milutinovic, se sumaba el malestar por el descarte de algunos veteranos. Pero cualquier incendio en tomo a Bora se ha transformado ahora en incienso. Este carismático yugoslavo de 49 años, -hijo de un fugitivo de los nazis, guerrillero de Tito-, conocedor de seis idiomas, entrenador nacional de tres países distintos, se ha convertido en un ídolo.
El ídolo
Bora Milutinovic posee el récord de haber dirigido más partidos internacionales que todos sus colegas. En 1986, era el míster de la selección mexicana en el Mundial, para la que logró. un sexto puesto. Cuatro años más tarde consiguió que Costa Rica pasara en Italia la segunda fase ganando, a Escocia y a Suecia, y perdiendo sólo por 1-0 ante Brasil. El equipo de EE UU juega con cinco defensas, pero nada es seguro en la alineación.El talante genialoide de Milutinovic le ha movido a emplear 60 jugadores desde que se. hizo cargo del equipo el 27 de marzo de 1991. También cuando llegó a Costa Rica, 90 días antes de comenzar el Mundial de 1990, revolvió la composición de los elegidos y eliminó de la selección al mismo capitán. Jugador del Partizan de Belgrado, como otros dos de sus cuatro hermanos, ha sido también componente del equipo nacional yugoslavo.
Antes de convertirse en entrenador, jugó desde 1968 en Francia y en Suiza. Tan caprichoso como seductor, es partidario del juego bien hecho. Y de cumplir enteramente con su voluntad. La concentración del equipo nacional, en Mission Viejo (California), estaba situada a 10 minutos de su casa. Su mujer se llama Mari Carmen.
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