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Jerusalén recibe a un enemigo de Israel

El rabino ultraortodoxo Moshe Teitelbaum niega el Estado hebreo hasta que no llegue el Mesías

Si los mas acérrimos enemigos del Estado de Israel hubieran podido ver anoche la televisión local, sin duda se habrían puesto morados de envidia: en Jerusalén, una multitud dio una apoteósica bienvenida al opositor número uno del sionismo, bajo la tolerante mirada de batallones de policías. Fue la primera jornada de un singular peregrinaje altamente ilustrativo de una de las curiosidades de la sociedad dominante en Tierra Santa.Los hombres de levita negra llegaron de todas partes, seguidos, a distancia, por sus mujeres de cabeza rapada y niños en sus trajes domingueros. En esos rostros, flanqueados de tirabuzones que parecían apéndices de sus pesados sombreros de fieltro, había una uniforme expresión de contemplación, casi idolatría.

Esos judíos que se apiñaban en las viejas calles del barrio ultraortodoxo de Mea Shearim se habían pasado el día defendiendo a codazos su rincón en la pequeña plaza del Sabbath para ver y escuchar al octogenario y barbudo rabino Moshe Teitelbaum, el líder del ultraortodoxo movimiento Neturei Karta (Guardianes de la Ciudad), que niega rotundamente la existencia del Estado de Israel.

Teitelbaum hizo su ingreso triunfal en Jerusalén oeste por primera vez en 11 años. Su llegada provocó una de las más agitadas manifestaciones de apoyo a quienes, como él, creen que Israel es una abominación, porque el Estado israelí no debe existir mientras no llegue el Mesías. El resto, simple y llanamente, es una herejía.

El rabino, cuya extremista secta hasídica cuenta con no menos de 100.000 seguidores en Israel, Estados Unidos y Europa, se preocupó por demostrar consecuencia ideológica y religiosa hasta en los detalles más simples. Para comenzar, llegó desde Nueva `York en uno de los cinco jumbo jets fletados por la compañía Tower Air. Volar en las líneas aéreas nacionales El-Al habría implicado reconocer el Estado de Israel.

Y para subrayar que sus discípulos en esta parte del mundo no están solos, el rabino entró en Jerusalén acompañado de unos 2.000 seguidores, todos ellos judíos ultraortodoxos y antisionistas de Brooklyn, Nueva York, que fueron recibidos. como amados miembros de una familia distante.

"Jerusalén, vístete de gala que ha llegado tu rey", rezaba una de las numerosas pancartas que cubrían edifícios enteros en la plaza del Sabbath, donde al atardecer no cabía ni un alfiler. Un judío sollozaba. Se arrepentía de no haber tenido un hijo varón para compartir esa experiencia con él.

El rabino trajo, por supuesto, una considerable cantidad de dólares para escuelas religiosas. Y como el dinero es una parte muy importante del mundo de Naturei Karta, hubo fuerte competencia económica para ver quién iba a conducir la limusina negra que trajo al rabino antisionista hasta el corazón del judaísmo. Ganó ese honor un rabino de Jerusalén llamado Elazar Kastembaum, que pagó medio millón de dólares para actuar como chófer del visitante ilustre.

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