Los trabajos de Induráin
Svorada logra su tercera victoria la víspera de la fundamental cronoescalada
Sintomático: todas las vísperas importantes de este Giro loco s( había corrido las etapas de transición como si fueran las definitivas. Ayer, siguió bajando la media de la general. Ni el Carrera -exceptuando un tímido ataque de Sierra-, ni el Polti -a Bugno y compañía ya no se les ve en cabeza desde el Moltirolo-, ni el Gewiss -los de Argentin prefieren aparentar que controlan la carrera colocándose simplemente en cabeza-, hicieron nada contra la morosidad. La falta de fuerzas y el temor por el futuro se hacen más protagonistas de lo que quisieran los que todos los días hablan de intentar cansar a Induráin. El cansancio ha invadido el Giro. De ello se aprovecharon los equipos que buscan los premios menores. Ayer, un día que podía haber sido inquietante por el quebrado terreno (tres puertos de m ontafia), fue el día de los sprinters escapados. Y hoy comienzan los trabajos forzados para Induráin.Está el mixto, el modelo Induráin antiguo: Berzin, el ciclista que logra ventajas en la contrarreloj -tres minutos justos sobre Induráin en los 51 kilómetros llanos disputados; seis minutos Y 33 segundos sobre Pantani- para defenderlas en la montaña -ha aventajado en 23 segundos a Induráin en los 861 kilómetros de etapas montañosas, pero ha cedido 5 m. y 36 s a Pantani en la misma distancia- Está el escalador puro, el modelo de corredor que parecía pasado de moda y que los trazados de este año han vuelto a poner en el candelero: Pantani, el hombre que va marcha atrás en las contrarreloj -perdió 3 m. y 58 s. frente a Induráin- y que vuela en los puertos -en 5 m. y 36 s. ha aventajado a Induráin en el ciclo montañoso-. Y está el Induráin nuevo, el ciclista al que las circunstancias no le han permitido actuar de martillo en su yunque favorito, las contrarreloj, sobre los rivales de similares características; ni aguantar en la montaña frente al empuje de los escaladores. Y que, con todo y eso, aún está en condiciones de marcar las diferencias. Tiene el orgullo y la capacidad mental. La inteligencia y la experiencia. El conocimiento y la resistencia. Y una forma física que va llegando con largas zancadas, casi las mismas con las que espera el navarro que se les escape a los hombres -Berzin- que comenzaron el Giro pletóricos. La fe en una preparación que ha cundido siempre frente a la confianza en una serie de dudas.
La experiencia: Induráin pronto cumplirá 30 años y sabe cómo ganar una carrera de tres semanas. En realidad lo ha hecho cinco veces ininterrumpidamente desde julio de 1991, tres Tour y dos Giros, las carreras más duras frente a los rivales mejor preparados. Una experiencia flexible, que se ha sabido adaptar en todo momento a las circunstancias nuevas. ¿Recuerdan su cronoescalada de Sestriere, donde Chiappucci había anunciado que volaría, el pasado Giro?
Están los miedos. Berzin, que ve las dos posibilidades: "Si voy bien, marcaré diferencias, y si voy mal, espero como mínimo mantener las que tengo. La cronoescalada la ganará Induráin, por delante de Pantani y Bugno". El ruso mantiene el desparpajo, pero empieza a asomarle la duda por los ojos. Subiendo el Mortirolo ya dio muestras de flaqueza. Y bajándolo, de dureza. De ese día vienen sus dudas y sus certezas: "Mortirolo no hay más que uno, menos mal. Después de eso, creo que no cometeré más errores". Y Pantani comienza a hacer cuentas: De todas formas, en la cronoescalada mi objetivo es perder como mucho dos minutos respecto a Berzin, pero como quedan muchas montañas creo que podré recuperarlo todo. En el Bocco perderé mucho tiempo en la primera parte -falso llano- Mis favoritos son, por este orden, Induráin, Berzin y Bugno". Finalmente, el favorito de los dos rivales, Induráin, no se esconde: "El Bocco marcará grandes diferencias. Es muy complicado regular las fuerzas en las dos partes, en el llano y en la ascensión. De todas formas, todo es una incógnita".
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