Arantxa no necesitó su amuleto
Conchita Martínez nunca tuvo opciones en la semifinal española
Arantxa ni siquiera se puso su armadura de guerra. Sabía que iba a afrontar la penúltima batalla de este Roland Garros, pero no tenía ningún temor. El rival estaba derrotado antes incluso de comenzar la contienda. Por eso renunció a colocarse su amuleto: la muñequera con la bandera de España con la que ganó su único título del Grand Slam, Roland Garros en 1989."Sólo la llevo en las ocasiones especiales. Sólo cuatro veces en los grandes torneos. El sábado, en la final, puede que vuelva a ponérmela", explicó ante las cámaras de la televisión francesa, justo al salir de la pista central.
Una semifinal del Grand Slam entre dos jugadoras españolas, la primera de la historia, no fue un motivo suficiente. Arantxa no quería malgastar su amuleto en un partido que daba casi por ganado. Lo único que buscaba, lo fundamental, era acudir a la batalla, ganarla y llegar a la final. Lo demás era todo secundario.
Y así lo hizo. Entró en la pista convecida de que Conchita no la iba a inquietar. Sabía qué armas utilizar. Y, sobre todo, sabía que con paciencia la aragonesa estaba derrotada. A lo largo de sus vidas, se han enfrentado en multitud de ocasiones. Desde su etapa infantil siempre han vivido en la rivalidad. En el circuito, Conchita había perdido cuatro veces y había ganado a Arantxa en una sola ocasión (en 1992 en Amelia Island).
El partido de ayer no aportó nada nuevo. La segunda semifinal de un Grand Slam para Conchita no cambió la dinámica. Sus duelos contra Arantxa seguirán siendo siempre iguales. "Algo debo hacer para cambiar las cosas", reconoció la perdedora. Conchita cometió a lo largo del partido la friolera de 48 errores no provocados -mientrasque Arantxa se quedaba en 23-Ella fue la que más arriesgó.Arantxa jugó muy bien tácticamente. Se trataba de aguantar las embestidas iniciales de Conchita y de irla hundiendo en sus propias dudas y temores. Durante el primer set la aragonesa resistió. Alargó sus golpes, dio profundidad a su juego y logró que- Arantxa corriera más que ella. Después, en cambio, su derecha se incrustaba en la red o se iba por detrás de la línea de fondo y su consistencia había desaparecido.
No hizo falta que Arantxa hiciera nada más. Sólo devolver todas las bolas y mantener una actitud positiva y agresiva incluso cuando el partido estaba ya prácticamente decidido. Será la misma actitud que deberá mantener en la final contra la francesa Mary Pierce, que ayer consiguió su primera victoria sobre Steffi Graf en tres confrontaciones.
Pierce, de 19 años, tiene ahora la misma ilusión que Steffi en sus inicios. Mientras la alemana asegura que ha perdido la motivación porque no encuentra rivales que la obliguen a esforzarse, la francesa inicia eff este Roland Garros una carrera que todos sus paisanos -aseguran que será brillante.
Ayer, Pierce acabó con una racha victoriosa de Graf que la había llevado. a ganar 42 partidos y a perder sólamente uno (ante Arantxa) en todo el año 1994. Y lo hizo dominando el juego con sus potentes golpes de fondo y no permitiendo a Graf jugar con su derecha. "No pude hacer nada", reconoció Steffi.
Pierce puede reverdecer los laureles de un tenis francés que no ha vivido una época dorada desde los legendarios tiempos de Suzanne Lenglen (en'los años 20). La última francesa que disputó una final de Roland Garros fue Francoise Durr. Y la ganó en 1967.
Resultados
Femeninos. Semifinales: A. Sánchez (2º) vence a C. Martínez (3º) por 6-3, 6-1; Pierce (12º), a Graf (1º) por 6-2, 62.
Dos rivales que evitan las 'flores'
M. S. Arantxa y Conchita intentaron ser sinceras tras el partido histórico que disputaron en Roland Garros. Fue la primera semifinal en un Grand Slam jugada por dos tenistas españolas. Al final, Arantxa intentó demostrar su alegría tanto por haber ganado, como por haber sabido cómo jugar contra Conchita. Y la aragonesa, triste y casi llorosa, no le echó precisamente flores a la finalista.
"Nos conocemos bien", explicó Arantxa. "Cuando entré en la pista sabía muy bien lo que debía hacer: estar concentrada, agresiva y atacarle el revés que es su punto débil. Estoy contenta porque lo hice bien y la presioné con subidas a la red".
La ex campeona de Roland. Garros añadió: "Siempre es agradable jugár una semifinal de un Grand Slam contra una compatriota. Para mí ha sido importante, porque me ha permitido estar otra vez en la final. Estoy muy contenta". '
Arantxa elaboró después una interesante teoría sobre la presión. "Si juego contra Graf', dijo, les ella la que tiene la presión porque es la primera del mundo y lo está ganando casi todo, pero si juego la final contra Pierce yo no tengo tampoco ninguna responsabilidad, ni presión. Y eso juegue contra quien juegue". De esta forma tan peculiar, Arantxa intenta convercerse de que la presión sólo existe para las demás. No para ella. Es la forma de positivizarlo todo.
Sobre la final, Arantxa tampoco estuvo muy explícita. "Me da lo mismo contra quien la juegue", dijo mientras Graf y Pierce todavía luchaban en la central. "Sé que contra las dos deberé estar lista porque me llegarán bolas muy fuertes. Pero debo estar concentrada, tener paciencia y luchar".
Paciencia es justo lo que le faltó a Conchita en la semifinal. "Cuando me enfrento a Arantxa no suelo jugar suelta. Creí que iba a hacerlo bien, estaba relajada y tenía confianza. Pero el mal tiempo y el viento me perjudicaron. Tal vez el destino no quería que ganara".
Conchita definió así el juego de Arantxa: "Ya sabemos como juega. Mete la bola dentro, sin hacer nada más. Estoy triste porque no he jugado bien. Cuando te ocurre algo así quieres olvidar, pero. también debes recapacitar. Si Arantxa me hubiera sacado a palos de la pista..., pero como máximo me habrá ganado tres o cuatro puntos directos. Mi frustración es decirme que he estado muy mal y que le he regalado el partido".
Después, Conchita hizo su análisis: "Me sentí bloqueada. No podía pegar el drive, ni el revés. Ha habido momentos en los que me resultaba dificil meter la bola en la pista".
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