Volando en Bolonia
Hubo en Bolonia el domingo un vuelo real, el mañanero del alemán Wesemann y otros cuantos que salieron despedidos de la bicicleta y no superon aterrizar sin herirse en la caída. Y hubo varios vuelos metafóricos y también espectaculares: los tres primeros en la contrarreloj vespertina: De las Cuevas, Berzin e Induráin corrieron a más de 53 kilómetros por hora de media durante los siete kilómetros callejeros. Los tres batieron el anterior récord de una contrarreloj en el Giro, los 52,728 kilómetros por hora que marcó el suizo Urs Freuler en 1986, cuando el recorrido fue (le solamente 1.000 metros.Claro, que ayudó que el trazado no contuviera muchas curvas -más bien fue una sucesión de rectas, los bulevares que circundan el casco de Bolonia-, claro que los motores utilizados no eran mancos -De las Cuevas, Berzin e Induráin son quizás los mejores rodadores del momento-, pero parece que el secreto está en la renovación tecnológica fruto de los estudios de aerodinámica. Y hasta del espionaje.
"Dicen que con la bicicleta de Berzin se gana un segundo por kilónietro", bromeaba Enrique, un mecánico del Banesto, antes de la salida. "Si es así, ganará el Giro con 3.700 segundos de ventaja". Pero, a su pesar, el respeto por los secretos rivales -una bicicleta de titanio, con tubos de perfil elíptico- existía. Tanto que el propio Induráin -un adepto de las llantas anchas- hizo algo insólito: se acercó a la rampa de salida cuando comenzaba su prueba Berzin, vio al ruso con una rueda lenticular trasera y le imitó. Los tres, lenticular; los tres, por encima de los 53.
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