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Washington espera que Tokio tome la iniciativa en el conflicto comercial

Antonio Caño

Estados Unidos y Japón volvieron ayer a sentarse a negociar en Washington sus graves diferencias comerciales en un intento de llegar a un acuerdo que permita reducir el fuerte superátiv nipón. Ninguna fecha ni objetivo preciso han sido marcados, pero ambas partes parecen dispuestas a flexibilizar sus puntos de vista para evitar la guerra comercial.Esta es la primera vez que representantes japoneses y norteamericanos hablan cara a cara desde que ambos países rompieron las negociaciones el 11 de febrero en un tormentosa reunión en la Casa Blanca entre el presidente Bill Clinton, y el entonces primer ministro nipón, Morihiro Hosokawa. El propósito de las conversaciones es reactivar el acuerdo marco firmado en julio pasado en Tokio por ambos Gobiernos.

El representante de Comercio estadounidense, Mickey Kantor, aseguró que las dos potencias han comenzado con buen pie el encuentro, pero advirtió que su Gobierno se mantiene en la misma posición. "Obviamente, Estados Unidos tiene interés en crear un marco de relaciones eficaz y exitoso, pero no tenemos ni idea de lo que puede ocurrir. Lo que haremos será esperar y ver qué es lo que traen", señaló Kantor.

La delegación japonesa no ha querido adelantar el contenido de sus propuestas y ha querido ser prudente sobre las posibilidades de éxito. Un portavoz nipón explicó que su Gobierno no puede hacer mucho más en el campo de la política fiscal. Cuando las negociaciones se interrumpieron, el Gobierno norteamericano exigía a Tokio fijar cuotas objetivas para controlar los avances en la entrada de productos estadounidenses al mercado japonés. El Gobierno nipón se negó a aceptarlo.

Posteriormente, Tokio anunció un paquete de medidas destinadas a estimular el consumo interno y abrir sus mercados, que fue considerado insuficiente por Washington.

Desde entonces, la apreciación del yen frente al dólar en los mercados, que los inversores pensaban sería favorecido por Washington, ha penalizado a las exportaciones japonesas. EE UU, además, optó por esperar a que el juego político interno en Tokio pusiera las cosas más favorables para el lado norteamericano. Pero una nueva crisis abierta en el Gobierno japonés llevó al puesto de primer ministro a Tsutomu Hata, que gobierna en condiciones muy difíciles para la introducción de las reformas económicas que EE UU exige. Paralelamente, en las últimas semanas, distintos observadores han apreciado la disposición más flexible de la Administración Clinton.

El reinicio de las negociaciones está marcado, por tanto, por un clima en el que ambos Gobiernos se sienten necesitados a ayudarse mutuamente. El propósito primordial, hoy por hoy, no es alcanzar acuerdos llamativos sino crear una nueva dinámica de entendimiento, sobre todo de cara a la próxima reunión que el Grupo de los Siete celebra en Nápoles en julio.

Coincidiendo con la apertura de estas negociaciones, el Departamento de Comercio estadounidense publicó ayer un nuevo dato poco esperanzador sobre la evolución del déficit comercial de EE UU con Japón, que en 1993 alcanzó los 59.000 millones de dólares. En marzo, este desequilibrio creció un 25,4% hasta los 5.800 millones. Este dato llama aún más la atención teniendo en cuenta que eldéficit comercial total de EE UU con el exterior en ese mes ha descendido un18,5% hasta los 7.460 millones.

Por su parte, la OCDE anunció ayer que revisa al alza las previsiones de crecimiento económico para los 24 países más industrializados que la componen, que pasan del 2,1 % al 2,5% en 1994 y del 2,7% al 2,9% en 1995. Las previsiones han variado especialmente para Japón y EE UU.

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