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Manuel de la Concha manejaba 130.000 millones al año con una red de clientes de prestigio

Rubio, Rojo, López de Letona, Ruiz de Alda, García Diez y Bustelo tenían cuenta con el agente

El agente de Bolsa Manuel de la Concha tejió una red de personajes de prestigio que utilizó como gancho para captar clientes. Su despacho llegó a mover más de 130.000 millones al año en la época del boom bursátil (entre 1986 y 1989). Entre sus clientes figuraba la plana mayor del Banco de España. Además del gobernador, Mariano Rubio, tenían cuenta el subgobernador, Juan Antonio Ruiz de Alda, el entonces director general Luis Ángel Rojo y el consejero Carlos Bustelo, además del ex gobernador José María López de Letona y el ex vicepresidente del Gobierno, Juan Antonio García Diez. La fiscalía y la Inspección de Hacienda están convencidos de que el agente falseó documentos en beneficio de un número limitado de clientes y en perjuicio de la mayoría.

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López de Letona decidía personalmente en las dos cuentas que tenía a su nombre

De la Concha era en los ochenta un hombre en la cresta de la ola. Elegido por sus compañeros como síndico de la Bolsa de Madrid, su despacho manejó en 1987 inversiones de 130.000 millones. Formó parte del selecto grupo de personas escogidas para la comisión de reprivatización de Rumasa y llegó a ser propuesto por su amigo Mariano Rubio para la presidencia del Banco Hispano Americano, cargo que recayó sobre Claudio Boada. Como síndico, De la Concha tenía influencias, pero su gran despegue de relaciones se produce en el seno de la Comisión Reprivatizadora de Rumasa, crea da por el entonces ministro de Economía, Miguel Boyer. De la Concha y Ruiz de Alda llevaban allí la voz cantante a la hora de decidir a quién se le adjudicaba tal o cual empresa del grupo nacionalizado, siempre con el res paldo de Economía, a pesar de ciertas voces discordantes.

El síndico tejió una importan te red de personajes de prestigio, que utilizaba como gancho para captar clientes. Uno de los personajes que le confió sus ahorros explicaba a EL PAÍS que De la Concha se le había ofrecido con el siguiente argumento: "Tengo los mejores clientes, entre ellos Solchaga y Boyer". Ni uno ni otro figuran en las listas de clientes en poder de este periódico.Clientes del Banco de España

En el listado del agente corres pondiente a 1988 -más de 350 en la lista a la que ha tenido acceso este periódico, entre ellos al menos 140 mujeres-, figuran cuatro altos cargos del banco emisor: además del gobernador, Mariano Rubio, el subgobernador, Juan Antonio Ruiz de Alda, fallecido en el verano de 1988; el director general del servicio de Estudios y actual gobernador, Luis Ángel Rojo, y el entonces consejero y ex ministro de UCD Carlos Bustelo.

Ésta era su principal tarjeta de visita para exhibir a una clientela en la que figuraban el ex gobernador José María López de Letona, el ex vicepresidente y ex ministro de Hacienda Juan Antonio García Diez y una extensa nómina de aristócratas, miembros de la jet y empresarios. De la Concha seleccionó -si no con el conocimiento previo, parece que sí con su consentimiento posterior- a un grupo de privilegiados a los que asignaba siempre operaciones ganadorag.

La fiscalía investiga ahora si hubo falsificación de documentos para ese trato de favor que eventualmente pudo convertirse en un cohecho continuado. El delito de falsedad cometido por un funcionario -un agente de Bolsa era funcionario público está castigado con prisión mayor -de seis años y un día a doce años-. Esta pena podría ser so licitada también para Rubio por cooperación necesaria.La fiscalía de la Audiencia de Madrid y la Inspección de Hacienda han llegado a la conclusión de que De la Concha falseó documentos de su despacho en beneficio de un grupo reducido de clientes. Esa será una de las tesis que sustentarán la querella que va a presentar la fiscalía en los próximos días, en la que se acusará al ex síndico de falsificación de documentos. El "listado maestro de clientes" de De la Concha, al que ha tenido acceso EL PAÍS, incluye más de 350 personas de alta posición económica y social que habían confiado sus ahorros al citado agente. La práctica totalidad de estas cuentas estaba identificada, con nombres y apellidos, aunque muchas de ellas operaban con activos susceptibles de tener opacidad fiscal, como pagarés del Tesoro.Sin embargo, las investigaciones de la fiscalía y de Hacienda permiten acusar a De la Concha de favorecer a un reducido número de sus clientes en perjuicio del resto. Para ello, el agente podría haber falseado sus anotaciones e incluso los libros de registro.

En 1992, la Comisión Nacional del Mercado de Valores ya instruyo un expediente contra Ibercorp Bolsa -la sociedad de valores que sustituyó al despacho de De la Concha tras la reforma de la Bolsa- por "trato de favor de algunos accionistas en perjuicio de otros", en la operativa de Sistemas Financieros. Este expediente se cerró con importantes sanciones, las máximas que permite la ley, por parte del Ministerio de Economía contra los gestores de esa sociedad.

Fuentes oficiales han confirmado a EL PAÍS el camino que siguen las investigaciones y la pronta presentación de la consiguiente querella criminal. No quisieron, sin embargo, concretar el número de clientes favorecidos por la actuación del agente, ni mucho menos la lista completa. Lo que está meridianamente claro, ajuicio de los responsables de la investigación, es que de los 350 clientes del despacho había una veintena de privilegiados que recibían trato de favor.Código especial

El sistema utilizado en el despacho de De la Concha para identificar a sus clientes incluía un código especial para diferenciar a unos de otros. Había tres categorías distintas. Los doscientos primeros de la lista tienen junto al nombre del titular un signo igual (=), que significa que mantenían un contrato, verbal o escrito, de administración de cartera. El despacho tenía plena libertad para comprar o vender acciones sin avisar al cliente. El segundo listado incluye a cerca de 130 personas, todos con nombre y apellidos, y sin ningún distintivo especial. Estos clientes daban las órdenes concretas de compra o venta de acciones.

La tercera categoría se refiere a los clientes más famosos del despacho (21 cuentas), que estaban registrados con una barra invertida. Era un sistema para dificultar el acceso de los empleados del despacho a esas cuentas. La cuenta A de Maríano Rubio (431074K) estaba en este último listado. La cuenta especial era de las del signo igual (=) y sólo estaba identificada por RU- junto a otros 20 famosos. "Allí estaban los personajes que salen en el Hola -, comentó a este periódico un antiguo empleado del despacho.Según se deduce de las investigaciones, De la Concha tenía un doble baremo al realizar las inversiones. La mecánica general consistía en decidir las operaciones del día y aplicarlas por igual a todos los clientes. Sin embargo, el reducido grupo de privilegiados recibía un trato especial que 1 les aseguraba beneficios.

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