Rapsodia en 'blues'

La presentación de un libro constituye, de vez en cuando, sorpresa. Y no sólo por el libro, sino también porque el acto está montado con garra e imaginación. El jueves se presentó en Libertad 8 el poemario Alquimia (Editorial Verbum). Su autora, Tesa Duncan, fue cofundadora de una de las publicaciones underground más prestigiosas de los ochenta, La Mandrágora y el Pirata. Duncan es magnífica poetisa; como rapsoda, en cambio, le queda pendiente una asignatura esencial para alguien que sube a un escenario: saberlo pisar.

Sin embargo, fue una velada sorprendente y breve. En media hora se consiguió crear un ambiente lírico y pasional digno de los mejores momentos de la generación beat. La escritora irrumpió con un grupo de rock que la acompañó durante la lectura de tres poemas. Por el bar -y por el libro- revolotearon los fantasmas asilvestrados de Dylan, Jim Morrison, Lou Reed y Rimbaud. Melancolía, rabia, nostalgias extranjeras, "rascacielos de estrellas que amenazan", blues, vampiros besadores y mística en corral ajeno. Porque hubo una aparición que podría haber sido invitada de piedra, pero fue rapsodia angelical: santa Teresa de Jesús. Duncan terminó recitando con rock de fondo, uno de los poemas más bellos de la lírica: "Vivo sin vivir en mí / y tan alta vida espero / que muero porque no muero".