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BALONCESTO FINAL DE LA LIGA EUROPEA

El equipo del Pireo ganó el duelo griego

Robert Álvarez

El Olympiakos eligió la sabiduría como camino más recto para burlar al Panathinaikos y plantarse en la final. Un camino recto pero largo. Los del Pireo no se impacientaron. Impartieron la lección como el viejo maestro ante un alumno aventajado. Se tomaron su tiempo. En lugar de pegar un golpe en la mesa dejaron que la lógica fuera cayendo por su propio peso. Que su arsenal interior fuera desgastando la valiente pero arriesgada réplica de sus conciudadanos. Tarpley -imparable y provocador de faltas continuas-, Fasoulas y Paspalj. Demasiados enemigos veía llegar Vrankovic.Poca réplica ofreció un Galis incapaz, a sus 36 años, de tomar la bandera y hacer avanzar sus tropas. El desplome del Panathinaikos fue vertiginoso, a partir del minuto 24 cuando Vrankovic sumó su carta falta personal. Pero se fue viendo llegar de forma implacable. Avanzó durante toda una primera parte presidida por la igualdad. Al descanso se llegó con 36 tantos por equipo, e incluso por un mínimo dominio del Panathinaikos. Pero Vrankovic ya había cometido su tercera falta en el minuto 12 y Galis empezaba a ver cómo se le negaban las vías para colarse en la defensa del Olympiakos. Volkov mantuvo a los suyos durante una corta fase, pero debilitado Vrankovic, el ucranio ya no daba más de sí.

Los nubarrones provocaron la inundación que se temía. Cuando Vrankovic se fue al banco con cuatro faltas, el Panathinaikos entró en coma. El Olympiakos le endosó un parcial de 0-13 y el marcador se disparó a un 41-55 a 12 minutos del final. Al Panathinaikos le quedaba una teoría hercúlea por delante. Intentó sacarla adelante con una excelente defensa de Volkov sobre Tarpley, devolviendo a Vrankovic a la pista con el riesgo que ello suponía con tanto tiempo por delante y arriesgando algo más en el lanzamiento triple. Se acercó a tres puntos tan sólo, 60-63, a seis minutos del final.

Pero no pudo frenar a Paspalj y el partido se le fue yendo de forma definitiva de las manos después de un par de fallos consecutivos de Galis. Los fallos en los tiros libres del Olympiakos alargaron el "suspense" pero cuando Sigalas obtuvo el 65-72 ya nadie dudaba de quien sería el triunfo. La suerte estaba echada y el rival del Joventut no hacía sino alargar una sombra más que respetable de cara a la final.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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