Izquierda Socialista se acerca a guerristas para vetar a Barranco

Los contactos y las comidas entre militantes proliferan según se acerca el VH Congreso de la Federación Socialista Madrileña (FSM). Una de las citas más sorprendentes se produjo en la noche del miércoles entre los guerristas de José Acosta, presidente de la FSM, y representantes de Izquierda Socialista (IS), hasta ahora próximos a los renovadores. IS se desmarcó de Joaquín Leguina para vetar a Barranco.

Francisco Cabaco, secretario de organización de la FSM y segunda cabeza del acostismo, calificó la cena con los dos miembros de Izquierda Socialista como "extraña". Los guerristas esperaban a los líderes de este sector -Manuel de la Rocha y Ginés Menéndez- y se presentaron el diputado Juan Antonio Barrio y el concejal Eugenio Morales. Los portavoces de IS en esta cena de reafirmaron su interés por quedar perfectamente desmarcados de la corriente renovadora que controla en Madrid Joaquín Leguina, casi con la misma intensidad con la que los más destacados militantes de Izquierda Socialista se quisieron diferenciar de Leguina durante el último comité extraordinario, el pasado domingo. Dicen que tienen una posición autónoma. En la cena se expresaron en estos términos, para sorprender, al final, con un veto a Juan Barranco como candidato a secretario general de la FSM, en sintonía con el discurso desarrollado en estos días por el presidente regional.

IS anunció en ese comité que no ocuparía el puesto que los renovadores le reservaron en la comisión paritaria de cuatro miembros creada por los renovadores y los guerristas para acordar una lista integradora. Esa comisión se encontró ayer por primera vez en el restaurante Fabián, y el diputado Pablo Corbalán, de IS, ocupó una de las sillas de los renovadores.

La comisión no mencionó ayer nombres de candidatos a la secretaría general para avanzar en otros aspectos, como la concurrencia de listas en las agrupaciones -IS mantiene que irá por libre- y el objetivo de que la nueva ejecutiva recabe el apoyo del 90% de los militantes. Las fuerzas ahora están divididas al 50% entre renovadores y guerristas.