_
_
_
_

Con el corazón en un puño

El hijo de un tenor siciliano descubre en Almagro el órgano de su padre

"Ordeno que mi cuerpo (muerto) sea incinerado. Antes de la cremacion será extirpado de mi pecho mi corazón y llevado al Teatro Real de Madrid para que se conserve (tal y como he prometido) en una urna al lado del busto del gran tenor Julián Gayarre". Éstas fueron las palabras que el tenor siciliano Giuseppe Anselmi, gran ídolo mundial durante las primeras décadas de este siglo, dejó escritas en su testamento ológrafo antes de morir en 1929. Ayer, su hijo, Mario Anselmi, un maestro jubilado de 72 años, hizo realidad su sueño: postrarse ante el corazón de su padre, expuesto en el Museo Nacional de Teatro de Almagro (Ciudad Real). La víscera del cantante (una pequena masa seca y marronácea de unos ocho centímetros cúbicos), que estuvo varios años en el Teatro Real, se muestra en el interior de un cofre de adornos barrocos. Éste permanece entreabierto para que los visitantes puedan contemplar el insólito tesoro de su interior. Cofre y entraña sobrevivieron a la guerra civil española. Los periódicos de entonces se hicieron eco de la noticia: "El corazón de Anselmi aparece entre los escombros".

Las numerosas crónicas de la época definían a Anselmi -nacido en Catania (Italia) en 1876- como dueño de una voz preciosa, maestro en el fraseo, elegantísimo en su indumentaria, supersticioso y simpático.

Prueba de que su gran fama estaba avalada por su profesionalidad es que mientras en aquella época los cantantes más prestigiados cobraban unos 2.000 francos franceses por función, Anselmi percibía por entonces 3.000. En la temporada 1906-1907 cobró en el Teatro Real, por varias representaciones, 31.991,25 pesetas. Toda una fortuna para la época.

Fue el marqués de Villaviciosa quien se encargó, tras la muerte del tenor en la localidad italiana de Rampello, de poner en marcha su herencia. Traer la víscera a España no fue fácil. Hubo problemas en la frontera y sólo se permitió su entrada a condición de que fuera a parar al Museo de Antropología. Allí estuvo un año, periodo en el que el doctor Cortezo disecó lo más preciado de Anselmi. Luego fue a parar al Teatro Real.

Cuando hace seis años el Ministerio de Cultura creó el Museo Nacional de Teatro en Almagro,su director, Andrés Peláez, no dudó en rescatar el tesoro cárnico para su museo. Fue el primero en cumplir el deseo del tenor, y 60 años después de su testamento, en 1989, expuso en Almagro el corazón de Anselmi al lado de la mascarilla mortuoria de Gayarre. En Almagro descansan también las mascarillas de María Guerrero y José María Rodero.

Mario Anselmi, hijo del gran tenor, ha tardado aún más que su padre en ver en directo su legado. Ayer, cuando lo hizo, no disimuló su emoción. Tampoco su mujer, que rompió a llorar.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_