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Muchos minutos y pocas nueces

El congreso del PSOE, un 'Iargo pasillo' en la información televisiva

Manuel Rivas

En tiempo de televisión, el XXXIII Congreso Socialista duró, aproximadamente, 180 larguísimos minutos. Con un tratamiento solamente reservado a los acontecimientos de máximo relieve, con frecuentes conexiones en directo con el Palacio de Congresos de Madrid, los canales públicos y privados de cobertura nacional le dedicaron una media de 10 minutos en sus informativos de fin de semana. Las especulaciones sobre la ejecutiva ocuparon el 90% del espacio, y menos de una quinta parte de la información trataba del "debate de ideas". Cuando surgió el tercer hombre, Cipriá Ciscar, ninguna televisión ofreció un perfil político y biográfico.Ensamblados y contemplados en su conjunto a la manera de un filme de intriga, los informativos del fin de semana tendrían por escenario un interminable pasillo y por actor más destacado a Alfonso Guerra. El ambiente de pasillo se contagió a la pantalla en las conexiones en directo, con un constante bullicio de fondo que permitía imaginara los 1.000 periodistas y 800 delegados picoteando rumores. El mayor despliegue en los enlaces en directo correspondió a TVE- 1, que llegó a presentar en pantalla cuatro cronistas diferentes, todas mujeres. La realización fue, sin embargo, muy convencional. Hubo excepciones. Informe semanal abrió su reportaje sobre el congreso con un simbólico plano: la puerta cerrada -con pomos dorados y apliques- de la sala inaccesible donde se reunían González y Guerra.

Un plano que reflejó bien la incertidumbre de los pasillos fue el ofrecido por Redacción, de Canal +, el domingo noche, con una cámara que seguía a Fernández Marugán, tan apresurado como desorientado, mirando hacia la izquierda y torciendo hacia la derecha.

"Tenemos tres días para aclarar ideas y restañar heridas". Ésta fue una de las frases del discurso de apertura de González, que coincidieron en destacar todos los informativos. "Va, a quedar claro a la sociedad que nos ocupamos de sus problemas", decía Narcís Serra en TVE-1, en la noche del viernes. La mayoría de los líderes hablaban en la misma línea, insistiendo en que la lucha por el poder quedaba en un segundo plano. Sólo buena voluntad, titulaba Canal + esa primera noche. La realidad de la pugna interna por el control de la ejecutiva se impuso pronto como argumento central y casi único. La carencia de datos forzó el tono especulativo en los conductores. "Parece que Guerra podría brillar por su ausencia", abría Miguel Ángel Aguilar su informativo en la madrugada del viernes en Tele 5.

Perogrullada

José María Carrascal, en Antena 3, no deslindó el congreso de la protesta exterior de los trabajadores de Linares y zanjaba el asunto con una prédica brutal: "Al PSOE sólo le queda la 'p' de partido... Esto es la coronación de un rey absoluto". Ya en sábado noche, en TVE-1, Fernando G. Delgado llevaba a un extremo perogrullesco la vía neutra, abriendo con la siguiente frase: "Los rumores son unos y otros, según se hable con unos y otros".Informe semanal utilizó con didactismo la contraposición de planos para explicar la naturaleza del divorcio entre Felipe y Guerra. La conexión especial de TVE-1 en la madrugada del sábado para avanzar la nueva ejecutiva resultaría inútil. "Que ustedes descansen y nosotros también", se despidió Delgado. Antena 3, con Rosa María Mateo, había tenido un detalle de originalidad para entretener la aburrida intriga, reducida finalmente al porvenir de Benegas. Fue interesante el reportaje en la agrupación socialista de Carabanchel, con el punto de vista de un joven recién afiliado y de una veterana militante que ilustraba el cambio histórico a sus vecinas con la posibilidad de comer chuletas. Tele 5 explotó las entrevistas en directo, por medio de Fernando Jáuregui, que en la tarde del sábado consiguió información valiosa del enterado guerrista Carlos Sanjuán: "Si sigue Txiqui Benegas, sigue Guerra; si no está Txiqui, no está Guerra".

En el primer tramo del congreso, todos los informativos abrieron con un plano que parecía cuidadosamente estudiado por los estrategas de la imagen socialista, el de la entrada al escenario, en pareja amistosa, de González y Guerra. El reinado de ese plano feliz dejó paso a otro casi inmediato en que tomaba protagonismo un Guerra cáustico. Fue cuando, en el transcurso de la votación para constituir la mesa, exclamó: "¡Esto es una comedia!". Tele 5 y Antena 3 destacaron especialmente este comentario, que hacía presagiar una resignada rendición o una fatal contienda. Guerra ya no volvió a estar disponible para el ojo de la cámara. Reapareció el domingo, pletórico, en el acto final de la obra, arrastrando los focos tras de sí.

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