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Impotencia 'pepinera'

Dos errores defensivos sellan una derrota crucial del Leganés

Joseba Elola

El rostro de los pepineros era el de la ¡mpotencia. Cuando las adversidades se acumulan, se agacha la cabeza y se maldice. La impotencia genera rabia, y la rabia, exabruptos y acciones infantiles. Ayer, Duque perdió los papeles y se encaró con un aficionado que le insultaba e incluso Dorado, capitán y hombre veterano de talante sosegado, acabó siendo expulsado por dar un codazo a un contrario en los compases finales del encuentro.Para hacer un diagnóstico ajustado de las causas de la impotencia pepinera hay que acudir a varios factores. La mala suerte es uno de ellos. Dos balones se pasearon por la línea de gol sin encontrar un pie que los empujara a la red.

Los errores, en fútbol, se pagan. El primer gol murciano, a cinco minutos del final de la primera parte, nació de un fallo en el despeje de Nano. El segundo se originó en un error garrafal de Dorado y se complementó con la inoportuna pierna de Barba, que al intentar rechazar consiguió el más amargo de los tantos: el gol en propia meta.

También está el maleficio de los penaltis. En el minuto 17, May caía en el área. El silbato, como viene, siendo habitual, no sonó. A partir de ese momento, la madre del señor colegiado se hizo popular entre los aficionados, que incluso llegaron a recomendar al árbitro -cuyas cualidades humanas quedaron ensalzadas- un cambio de profesión: la afición pepinera lo quiso enviar al circo (¡payaso!) o a una esquina de la calle Montera (¡chulo!).

El Murcia optimizó su trabajo. Un tiro a puerta, dos goles. En la primera mitad, los murcianos se dedicaron a regalar balones a los transeúntes que circundaban el Municipal. Patadón a las nubes y que Dios reparta suerte: era el lema grabado en las botas de los defensores visitantes. Plantearon una seria defensa con cinco torres que marcaron implacablemente a los jugadores madrileños clave. A los pepineros les costó sacudirse de encima a las pegajosos defensores murcianos, que cortaron el juego a base de inteligentes faltas, siempre al límite de la cartulina amarilla.

Los 30 primeros minutos de juego fueron del Lega, e incluso se vieron detalles bonitos. Peces, el más inspirado. Sus combinaciones con Vivar y May sembraron peligro en el tramo inicial del partido.

Pero con el gol del minuto 40, llegaba el primer jarro de agua fría. Nano, que hasta entonces había cuajado un partido de libro, erraba en un despeje y se la ponía en bandeja a Gero. El delantero murciano aprovechó: primera oportunidad, primer golito.

Salió a por todas el Lega en la segunda parte. A los cinco minutos, Duque daba entrada a Antonio y Miguel Ángel para reforzar la línea de ataque. Cinco minutos más tarde llegaba el gol en propia puerta de Barba. Y ahí se acabó el partido. A partir de ese momento los pupilos de Duque perdieron el norte. El orden de los primeros 30 minutos se convirtió en recuerdo. La idea de la derrota era demasiado pesada como para ponerse a crear. La impotencia cegaba a los pepineros, que no sabían qué hacer con el balón. Aún así, dispusieron de un par de oportunidades que podrían haber cambiado el curso de los hechos. Antonio, solo ante Abellán, desperdició la más clara. Ante semejante desconcierto, el Murcia se aprovechó y pisó área contraria un par de veces.

La escuadra de Duque se mostró impotente ante la adversidad. En el descuento llegaba el gol de Antonio. Los espectadores que ya abandonaban el municipal se detuvieron. La afición volvió a soñar por unos segundos con el milagro. En la última jugada del partido, Duque ordenaba al meta Aguilera que subiera a rematar un córner. El recuerdo de Supermario sobrevoló el campo. Pero todo quedó en recuerdo. En el vestuario, rostros de rabia e impotencia.

Mosca fétida

"En casa del pobre, entra una mosca, se caga y nos pringa a todos de mierda". Así de contundente se expresaba Luis Ángel Duque, abatido después de la derrota. "Esto es una mierda. El fútbol es una injusticia. Toda la semana trabajando y luego no te sirve para nada".El equipo pepinero perdió ayer un partido decisivo. Castellón, Éibar y Cádiz serán sus próximos rivales. Todos ellos tienen un factor en común: la lucha por la permanencia. "Tenemos que sacar 12 puntos de los 18 que quedan por disputar", declaró el técnico pepinero. "Aquí no hay lugar para la euforia, tras el 1-5 en Badajoz. Hay mucho paro y nosotros nos tenemos que poner el mono de trabajo y currar". Y concluyó, con una amarga sonrisa en la boca: "Está claro que la huerta murciana se ha reído de la huerta pepinera ".

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Sobre la firma

Joseba Elola
Es el responsable del suplemento 'Ideas', espacio de pensamiento, análisis y debate de EL PAÍS, desde 2018. Anteriormente, de 2015 a 2018, se centró, como redactor, en publicar historias sobre el impacto de las nuevas tecnologías en la sociedad, así como entrevistas y reportajes relacionados con temas culturales para 'Ideas' y 'El País Semanal'.

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