Un policía cabreado estrella contra el suelo la centralita de su comisaria
La disputa entre dos agentes de policía por dilucidar quién de ellos debía conducir hasta los calabozos a un hombre que se hallaba detenido en la comisaría de San Blas terminó como el rosario de la aurora. Uno de los policías, Juan José R. C., se emberrenchinó tanto que, delante de su compañero, cogió con ambas manos la centralita de teléfonos, la estampó contra el suelo y la pateó, según fuentes policiales. El equipo quedó hecho trizas y dejó la comisaría incomunicada.
Ningún vecino de ese distrito, uno de los más conflictivos de Madrid, pudo telefonear durante muchas horas a la comisaría. La comunicación se recuperó después de que los técnicos de la empresa Siemens repararan el destrozo.El arrebato del oficial se produjo sobre las 20.30 del pasado 25 de febrero. Juan José R. C. estaba a cargo de la centralita. Atendía las llamadas de los ciudadanos. El otro agente, Juan O. M., se acercó a él y le comentó: "Que dice el jefe que te sustituya en la centralita mientras tú llevas al detenido a los calabozos". La orden procedía del jefe del grupo de Prevención de Delincuencia Urbana de San Blas.
Juan José se negó en redondo. "Ésa no es misión mía", le espetó. El otro agente agachó la cabeza y se fue en busca del jefe para comunicarle la respuesta de su compañero. "Dice que ésa no es su misión y que no lo hace", explicó.
El jefe de Prevención de la Delincuencia Urbana de San Blas reiteró su orden: "Dile que tú te quedas en la centralita y que él lleve al detenido a los calabozos".
Juan O. M. entró por segunda vez en la habitación de la comisaría donde estaba su compañero y repitió la orden.
El oficial de policía no se contuvo. "Se levantó de la silla, cogió con ambas manos la centralita y la estampó con agresividad y violencia contra el suelo", según los citados medios. También , arrojó contra el suelo otro teléfono que había sobre la mesa para las llamadas internas: "Estaba fuera de sí. Incluso llegó a pisotear los aparatos", afirmaron dichas fuentes.
El jefe del grupo, al ver los destrozos telefónicos y la incomunicación en que se había quedado la comisaría, mandó que se elaborase un atestado. Tras el cabreo, el oficial se negó a prestar declaración formal. Se limitó a decir que estaba muy nervioso, salió de la habitación y cumplió la orden: llevó al detenido hasta el calabozo.
Según otras fuentes policiales, el atestado ha sido enviado a los juzgados de la plaza de Castilla para que los jueces depuren eventuales responsabilidades.
El berrinche le ha costado a la comisaría de San Blas 80.805 pesetas de reparación.
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