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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

"Todo lo que me gusta es ilegal... o engorda"

Lleno a reventar en el regreso de Pata Negra, que puso demasiado corazón

Un estruendo acompañó la irrupción de Rafael Amador en escena. Había ganas en Madrid por ver a Pata Negra; hacía tres años que el grupo sevillano que dirige Rafael Amador no tocaba en la capital. El músico reapareció impecable: pantalón beis con perfecto planchado, camisa salmón y corbata de flores. Nada más empezar soltó, al compás de Guitarras callejeras, su declaración de principios: "Todo lo que me gusta es ilegal, es inmoral o engorda".

El público que abarrotó la sala Aqualung -más payos que gitanos- había pagado 1.500 pesetas y quería pasarlo bien. Con palmas de alegría perdonaron las imprecisiones de los sevillanos, los olvidos de Rafael Amador y los fallos de sonido. Miembros de grupos como La Marabunta y La Barbería del Sur, rockeros, estudiantes y gitanillos modernos asistieron atentos al resurgir del nuevo flamenco.Pata Negra se convirtió en un grupo de rock cuando Rafael cambió la guitarra flamenca por la eléctrica y se incorporaron un batería y un bajista. Eso que los flamencólogos llaman "duende" lo traslada el sevillano con suma facilidad a los parámetros del rock, el blues y el rythm and blues y en su cuenta se apuntaron los más bellos momentos de la noche.

Un largo solo de batería despidió el concierto de Pata Negra, que regresó al escenario tras los gritos del personal que quería más. Fue entonces cuando el concierto tomó tintes de homenaje y el público guardó silencio al oír a Rafael cantar las coplillas: "Ay, José. Yo te canto Camarón, te canto pa que me cantes y me alegre el corazón".

En el siguiente bis, mientras sonaba una larga introducción que el personal confundió con el inicio de Pata Palo, Rafael fue presentando a los músicos, reservando las palabras más cariñosas para su hermano Diego, El Churri, ataviado con un espectacular sombrero de remaches plateados.

Tras una larga espera, con un público que no quería irse y que reclamaba una y otra vez, sin éxito, Los managers o El rock del Cayetano, volvieron por última vez los Pata Negra al escenario, despidiéndose con Yo quisiera ser.

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