La Soledad de la crisis
La asistencia de autoridades al palco del Santiago Bernabéu refleja los avatares del equipo
"He venido a cantar los goles del Madrid". Así saludaba Plácido Domingo a su llegada al palco del estadio Santiago Bernabéu allá por el año 1989, cuando el Madrid se enfrentaba al Milan en Copa de Europa. El cantante, con una bufanda blanca estampada con el escudo del equipo, era uno más de entre la gente importante, léase ministros, políticos, embajadores, capitanes de empresa o famosos que cada jornada buscaban un hueco en el sector más exclusivo del estadio, un reducido escenario apto para no más de 40 localidades. Las noches europeas y los éxitos en la Liga generaron un núcleo de seguidores asiduos. Miguel Gila y José Luis Coll pertenecían a los llamados talismanes. Francisco Fernández Ordóñez, José Luis Corcuera y Jorge Semprún, por aquel entonces ministros, componían la alineación gubernamental. De los encuentros casuales entre Alberto Alcocer, Miguel Durán y Javier de la Rosa quién sabe si salió algún que otro negocio. Pero eran otros tiempos."Unas veces me invitaba yo, otras me invitaban", recuerda Inocencio Arias. Él, como subsecretario del Ministerio de Asuntos Exteriores, era uno de los habituales. "Como forofo, nunca me ha gustado ver los partidos desde el palco, porque no se puede gritar y se sufre más". Arias ha cambiado su papel en la zona noble. Ahora se encarga del protocolo. "Ya no viene tanta gente como antes, pero sigue estando casi lleno. Quizá los problemas del equipo han influido. Pero, por ejemplo, el día del partido contra el Deportivo de La Coruña estuvo BaIlvé [Campofrío] y el dueño de Zara [tiendas de ropa femenina]". Esa tarde la primera fila del palco se quedó semivacía, no había ninguna personalidad que ocupara los asientos preferentes al lado de Ramón Mendoza.
Jerónimo Saavedra, ministro de Administraciones Territoriales, ha sido uno de los pocos políticos que han visitado esta temporada el palco del Bernabéu. Su condición de seguidor del Tenerife le llevó hasta allí. "Los ministros, como los dirigentes del fútbol, estamos expuestos a que la gente nos ponga a parir; eso crea una corriente de especial solidaridad entre nosotros", explicó Saavedra. Esa noche el público increpó a la directiva y hubo almohadillas sobre el césped.
"No echo de menos a nadie", asegura Mariano Jaquotot, vicepresidente del Real Madrid, pero añade: "Si el equipo fuera mejor, seguro que vendría más gente".
Los problemas que el club ha tenido con el Ayuntamiento a costa de las obras de remodelación del Bernabéu también han influido en que la representación municipal sea casi inapreciable. José María Álvarez del Manzano, el alcalde, visita con asiduidad el Calderón, pero no el Bernabéu. Hoy estará ausente del derby, oculto tras una excusa: "No iré porque tengo la boda de unos amigos
El alcalde reconoce que las relaciones entre ambas instituciones no atraviesan su mejor momento. En cualquier caso, el alcalde quiso desempatar en sus preferencias personales: "Yo soy del Betis".
Así que la última gran ocasión que recuerda tan ilustre palco data de un partido benéfico, el denominado "partido de la droga". En aquella ocasión fue el alcalde, que dejó al lado sus temores a ser recriminado por los socios del Madrid y acudió al Bernabéu. Junto a los Reyes de España, el palco se llenó hasta rebosar como en las noches europeas. La señora que cuida los servicios del palco no paraba de atender a tanta personalidad: "La mejor, la Reina. Se ha acordado de mí y me ha traído una caja de bombones. Es toda una señora".
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