Míentras respiremos
He creído siempre que lo que define de verdad una determinada política -al margen de sus principios ideológicos- es el talante con que esa política se aplica. Son los hombres los que hacen la política y ellos quienes son responsables de sus aciertos y de sus logros. Madrid, para su desgracia, ha sido durante estos últimos cuatro años un buen ejemplo de cómo puede llegar a ser un tipo de política administrada y aplicada por personas que -además de tener una ideología conservadora- hacen gala de un talante autoritario, intolerante e insolidario. Hay que reconocer que, cuando falla la razón como elemento de diálogo, hay gente que impone su criterio con la vara de alcalde utilizada como arma ofensiva.Pero ¿qué pasa en Madrid? Probablemente baste con salir a la calle, escuchar a sus habitantes y abrir los ojos para hallar fácilmente las respuestas. Hoy, Madrid es una ciudad dura, intransigente, peligrosa y sucia.
Es verdad que vivimos en una sociedad difícil. La crisis económica, que no afecta exclusivamente a nuestro país, agudiza las contradicciones de un sistema que por sí mismo tiene tendencia a asfixiar a los más débiles. Pero, precisamente por ello, es más necesaria la intervención moderadora del hombre. Los socialistas creemos en una sociedad plural y tolerante en la que, frente a las desigualdades sociales, culturales y económicas, pueda ponerse la solidaridad como máximo valor. Y creemos en una ciudad viva. Una ciudad de la que los madrileños puedan sentirse orgullosos. Para ello es necesario recuperar el protagonismo del ciudadano en la cultura de Madrid.
La historia es implacable. Y echa por tierra cualquier engaño. En estos últimos cuatro años la derecha ha dejado tras de sí un doloroso rastro de tristeza, autoritarismo y desorden en Madrid: un Ayuntamiento quebrado económicamente, impuestos disparatados, tráfico caótico, calles sucias, oferta cultural inexistente, transportes públicos de desastre, incumplimientos, compromisos rotos, pactos no respetados. Los madrileños son ahora más pobres en cultura, en calidad de vida, en derechos democráticos. Porque si es grave que la incapacidad de gestión de la derecha haya llevado a una ciudad como es hoy Madrid, más grave es lo que se podría llamar los déficit democráticos de quienes. gobiernan en Madrid.
Es constante el desprecio y la insensibilidad del Gobierno municipal a las ideas y propuestas de la oposición y del resto de los agentes sociales. Tal vez con ese criterio al que se refería Machado, cuando decía que se desprecia cuanto se ignora. Puede ser que la ignorancia democrática sea lo que haya llevado a la derecha municipal a ese desprecio sistemático de todo lo que es participación de los ciudadanos. No sólo son las propuestas de la oposición las que se ignoran, son también las que puedan hacer los partidos políticos -salvo el suyo propio-, asociaciones de vecinos, colectivos de jóvenes o ancianos, consumidores... La derecha en Madrid actúa de forma ajena a los intereses de la mayoría de los ciudadanos, es autoritario con los débiles y sumiso con los poderosos.
La falta de respeto hacia las más elementales normas democráticas, en esa idea de considerar la alcaldía como patrimonio personal, es una constante. Todo vale para demostrar quién manda: desde secuestrar la correspondencia de los demás grupos hasta eliminar las becas de comedor para los más humildes; desde el más absoluto oscurantismo a la hora de conceder viviendas hasta la privatización de la cultura y el deporte. Ante su incapacidad de gestión, pretenden que gestionen otros, aunque sea a costa de los intereses colectivos.
Ante esta situación, ante este Madrid para los madrileños, pero sin los madrileños, los socialistas proponemos un acuerdo de progreso para Madrid. Una propuesta abierta a todos los que quieran un Madrid progresista, libre, culto, solidario y tolerante.
El Ayuntamiento, como representante de todos los madrileños, debe asumir un papel protagonista en el proceso económico, social y cultural, a fin de garantizar, junto con otros entes públicos y privados, que la actual situación de crisis económica no caiga exclusivamente sobre los sectores más desfavorecidos. Al mismo tiempo debe impulsar las acciones necesarias tendentes a lograr un Madrid que responda a los intereses de sus ciudadanos y sea digno marco para su papel institucional como capital de la nación.
Las líneas esenciales para lograr un acuerdo de progreso para Madrid son:
- Defensa del Estado del bienestar.
- Lucha contra el paro.
- Pacto regional para el desarrollo urbanístico.
- Una vivienda al alcance de todos.
- Una ciudad accesible y fluida.
- Desarrollo económico, equilibrado y solidario.
- Defensa del medio ambiente.
- Conseguir una ciudad libre y segura.
- Educación y salud para todos los madrileños.
- Servicios sociales.
- Protección al consumidor.
- Pacto social para la mujer.
- Acuerdo con los jóvenes.
- Bienestar para los mayores y los niños.
- Defensa de la cultura madrileña.
- Necesidad de apoyar toda iniciativa cultural y de reactivar las instituciones municipales.
En definitiva, se trata de profundizar en el esfuerzo solidario por recuperar Madrid. Esfuerzo que tiene que estar por encima de ideologías y, sobre todo, por encima de partidos. Loquillo, en su último disco, canta una canción que tendría que ser nuestro himno: "Mientras respiremos, habrá algo que construir". Yo también lo creo. Y creo que hay que hacer un Madrid en el que podamos seguir, todos, respirando.
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