3.000 corredores reclaman a golpe de pedal más o y protección para las 'bicis'
El pelotón madrileño corrió ayer la etapa más amarga. Unos 3.000 aficionados al ciclismo -2.500, según la Guardia Civil- recorrieron 58 kilómetros con brazaletes negros. Rodaron desde la plaza de Castilla hasta Torrelaguna para recordar a Antonio Martín, el corredor del equipo Banesto que murió el pasado viernes tras ser golpeado por un camión. Protestaban a pedaladas. El pelotón salió esta vez a la carretera de Burgos para reclamar medidas de protección contra los accidentes en la ruta. "Hay que impedir que los coches sigan jugando con nosotros", advertía un corredor.
A primera hora de la mañana, cientos de ciclistas se apoderaron de la plaza de Castilla. Miles de manillares, cascos y tubulares se dieron cita a la sombra de las torres de Kio. Los coches, mucho menos numerosos, se veían obligados a sortear a las bicicletas. Por una vez, los corredores que ruedan dispersos cada domingo por las carreteras madrileñas pedalearon manillar con manillar. ¿El objetivo? Frenar los continuos accidentes en los que se ven implicados los ciclistas. En los últimos tres años, 28 personas han perdido la vida mientras circulaban en bicicleta por la región.Cerca de las diez de la mañana comenzó la etapa fúnebre. Nadie tenía prisa en recorrer los 120 kilómetros de ida y vuelta. Al frente del pelotón, varias unidades de la Guardia Civil abrían camino a los ciclistas. En la cola, más de veinte coches de entidades deportivas ciclistas escoltaban a sus asociados. Alguien echó en falta una representación de los equipos profesionales. "Lástima que no aparezcan por aquí los de Banesto, ONCE, Kelme...", murmuró Ángel Urda, presidente del Veloclub Portillo de Madrid. "¿Y dónde están los corredores profesionales?", decía otro corredor. En el pelotón de protesta sólo se distinguía el maillot de Santos Hernández (ONCE) y el de Eduardo Chozas, ex ciclista profesional.
Los 3.000 corredores ocuparon el arcén y un carril de los de cada calzada de la autovía de Burgos. Desde la cabeza a la cola había una distancia de unos dos kilómetros. Las bicicletas eran por una mañana las dueñas del asfalto. El ritmo de los ciclistas fue ágil, pero no alegre. Mientras los automovilistas iban pasando lentamente por el único carril disponible, los ciclistas avanzaban firmes. Por un día, el mundo al revés. Los coches, marginados en un lateral por las bicicletas y, tras la estela de los tubulares, sufrieron un gran atasco. Según la Guardia Civil, hubo retenciones de hasta 20 kilómetros en la carretera de Burgos, entre El Molar y Algete.
Durante la marcha, los ciclistas hablaban entre sí de los riesgos de la carretera. La falta de preparación vial de aficionados y conductores es una de las causas más frecuentes de los accidentes. Además, la estrechez de los arcenes o su inexistencia son el peor enemigo para los cicloturistas.A 30 centímetros
Un dato estremecedor hacía reflexionar a Manuel Aguado, uno de los 10.000 corredores que ruedan por las vías madrileñas: "Juegan contigo los coches, y es muy normal que te adelante un vehículo a 130 kilómetros por hora a una distancia de 30 centímetros". A Ángel Garrido le han tirado bellotas y a Mariano de Miguel, de 32 años, le han pitado los camiones.
Hacia el mediodía, los ciclistas abandonaron la autovía y tomaron en Venturada el desvío hacia Torrelaguna. La misma ruta que siguió Antonio Martín el viernes. Los corredores pasaron justo por el punto donde fue golpeado y derribado por un camión, el kilómetro 338 de la nacional 320. Varios ramos y una corona de flores marcaban el lugar donde dio sus últimas pedaladas. Tras un minuto de silencio, uno de los presentes se atrevió a hablar. "Ha sido un asesinato, a ese tío [el camionero] habría que meterle en la cárcel, porque hay que dejar un metro de distancia..., un metro de distancia...", repetía Ángel García, un aficionado, cansado de "aguantar cómo los coches asustan, rozan o pisotean a los ciclistas".
Los 3.000 ciclistas llegaron ala una de la tarde al cementerio de Torrelaguna. Allí les esperaban los familiares y amigos de Antonio Martín. Entre sollozos, Carmen Velasco, madre del ciclista fallecido, se dirigió al pelotón: "Tened Mucho cuidado hijos míos".
Los corredores hicieron balance del viaje. Jose Ángel Garrido, del club ciclista Alcobendas, exigió una campaña de sensibilizacion de la DGT para frenar los accidentes, en la que colaborasen de forma desinteresada las figuras del ciclismo. "Que se limpien los arcenes, porque no hay un trozo limpio" sugería Manuel Cordero de Ciclocentro.
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