La víspera de Lillehammer, salpicada por el escándalo
La 102ª Sesión del Comité Olímpico Internacional (COI) terminó ayer con el ambiente enrarecido por la polémica y el escándalo. Las acusaciones sobre el pasado político de su presidente, Juan Antonio Samaranch, y las críticas á la falta de democracia en el organismo, han sorprendido desagradablemente a los miembros, cuando Lillehammer se presentaba como una cita tranquila, casi familiar, sin mayores traumas después de tantas heridas del pasado. Sólo el recuerdo y el apoyo a la tragedia de Sarajevo merecía la atención.
Samaranch sólo espera el permiso de la ONU en la difícil situación que atraviesa la capital bosnia para hacer un viaje relámpago y simbólico desde Lillehammer. Aunque es pesimista sobre el cumplimiento de la Tregua Olímpica, al menos quiere tener ese gesto.Mientras tanto, en la teóricamente idílica Lillehammer, las semanas previas han parecido calentar un horno que tenía ganas de estallar. La campaña antilatina del mundo sajón ha aprovechado esta vez perfectamente la sensibilidad noruega sobre el pasado fascista y ha vuelto a levantar el hacha de guerra sobre Samaranch. El presidente del comité organizador de Lillehammer, Gerhard Heiberg, echó más leña al fuego declarando que el COI debía sufrir una remoción democrática. "No es buena la forma en que son elegidos los dirigentes del COI, declaró He¡berg. "Las normas deberían cambiarse. Quizás habría que revocar la elección de por vida [los dirigentes son cooptados y mantienen sus cargos hasta que cumplen 75 años] y que los cargos se renovaran democráticamente cada cuatro u ocho años".
Sin embargo, el detonante de la polémica quedó ayer desactivado. Las presuntas declaraciones de Vegard Ulvangs, grabadas hace un mes, se quedaron en casi nada. Según la transcripción de la entrevista televisiva ofrecida por Reuter, Ulvangs se limitó a responder que le parecía "mal" a la pregunta: "¿Qué le parece que el presidente del COI tenga un pasado fascista?"
El COI, aparte de ello, también tiene la sensación de que le va a salpicar el escándalo de la agresión a la patinadora nortemaericana Nancy Kerrigan. Si el Comité Olímpico de Estados Unidos (USOC) decide el día 15 que Tonya Harding es seleccionada, le pasará la manzana envenenada al COI. Harding, por su parte, anunció que no estará mañana en la ceremonia inaugural, en la que Kerrigan será la abanderada del equipo estadounidense.
El domingo se celebra el descenso masculino y todas las miradas estarán en cada curva del trazado de Kvitjell por si se produce alguna desgracia. El recuerdo de Ulrike Maier muerta en Garmisch planeará ese día.
División
El COI se ha dividido en el asunto del nuevo programa olímpico para el año 2000 en Sidney. El gigantismo de los Juegos lleva obligatoriamente a quitar pruebas o incluso deportes que no tienen atracción alguna. Pero han sucedido dos cosas: el encargado de la comisión del programa, ex presidente de la Federación Internacional de Tenis, Philippe Chatrier, ha hablado demasiado, por un lado, y los inefables miembros del COI, algunos con raíces en deportes anticuados porque ellos mismos lo son, no quieren que desaparezcan. Así, aunque la decisión se aprobará en el Congreso del Centenario, en septiembre, el maremágnum es regular.En todo caso, lo que peligra casi se conocía, aunque hay novedades. Desaparecerían boxeo, natación sintronizada, béisbol y pruebas por equipos en tiro con arco, esgrima, gimnasia e hípica -doma, saltos y concurso completo- Y de los aspirantes a entrar, ni siquiera el triatlón lo haría totalmente, pues se cambiaría la prueba de hípica por una de bicicleta todo terreno para mantener el pentatlón.
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