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Un joven pierde una mano al explotar un petardo que fabricaba

Raúl Díaz Moreno, un joven de 23 años, perdió ayer la mano izquierda y los dedos de la otra al explotarle un petardo que fabricaba en su cuarto. Sufrió además quemaduras de primer y segundo grado en la cara, tórax y abdomen y puede quedar sin visión en un ojo. Los hechos ocurrieron en el piso primero B del número 10 de la calle del Río Esmeralda, en el distrito de Puente de Vallecas.Anoche era intervenido en los quirófanos del servicio de urgencias de traumatología del hospital de La Paz. Según sus familiares, "los médicos ya han asegurado que pierde una mano y un ojo", informa Javier Barrio. Fuentes sanitarias renunciaron a dar dictamen alguno antes de finalizar la operación.

En la casa, situada en el barrio de viviendas sociales de Palomeras, en el momento de la explosión se encontraban, además de Raúl, su madre, su abuela y una hermana. Él realizaba los ensayos en su habitación. La Policía Municipal cree que el herido había mezclado la pólvora extraída de varios petardos navideños con azufre -que compró por la mañana- y otra sustancia. "Parece que el chico es aficionado a estos experimentos". Eso mismo opinan varios vecinos del edificio.

Sin embargo, una hermana del joven niega que éste haga experimentos de forma habitual. "Tampoco tiene especial inclinación hacia los explosivos", añade. Asegura que el suceso ocurrió cuando su hermano mezcla ba una piedra de carbono con 100 gramos de azufre para hacer un petardo. "Era una prueba que le parecía interesante, no es que esté todo el día jugando con esas cosas", concluye.

Esposas por los aires

El accidente ocurrió hacia las 15.30 horas. Un vecino del bloque que instalaba una antena en su vivienda oyó una fuerte explosión y vio que salía humo del piso superior al suyo, por unas ventanas que dan a la calle del Lago Maracaibo. Con el impacto salieron despedidas unas esposas de las que utiliza la policía. Se desconoce para qué tenía este artilugio el joven herido. Varios habitantes del portal acudieron al domicilio para ver qué ocurría. En la casa, llena de humo, hallaron al muchacho muy malherido. Los familiares que se encontraban con él habían avisado ya a los sanitarios del 061 (urgencias del Insalud). La ambulancia llegó en pocos minutos y lo trasladó a La Paz.

"Al principio pensábamos que el muchacho se encontraba solo, no se veía nada con tanto humo; enseguida salió su madre, muy angustiada pensando que estaba muerto", comenta una inquilina del piso de arriba del siniestrado. "Le vimos fatal, todo ensangrentado, sin manos, con quemaduras, ¡pobre chico!", añade.

Horas antes, los agentes municipales que asistieron al herido ya descartaban que se le pudieran reimplantar las manos amputadas porque fue imposible recuperarlas.

"Antes de llegar al lugar de los hechos recibimos instrucciones de conseguir hielo para mantener las extremidades y llevarlas a los cirujanos, pero habían quedado destrozadas por la explosión", aseguran.

La vivienda ha quedado parcialmente destruida. Se han caído varios tabiques por el efecto de la onda expansiva. En el resto del edificio sólo se ha producido alguna rotura en los cristales de las ventanas. La policía va a investigar lo sucedido, pero la primera impresión es que se trata de un desafortunado accidente sufrido por manipular sustancias peligrosas.

Raúl Díaz trabaja en un establecimiento dedicado a enmarcar cuadros. Hace un año, cuando iba en su moto, fue arrollado por un vehículo. No consiguió recuperarse hasta hace poco.

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