La elección de delegados al congreso encona la batalla interna del PSOE

La sordina que guerristas y renovadores han puesto deliberadamente durante los últimos meses a su lucha por el poder en la dirección del PSOE caerá de manera inmediata, al ponerse en marcha la elección de los delegados que acudirán al Congreso Federal del próximo mes de marzo. Ambos sectores van a luchar agrupación por agrupación por ser mayoría entre los 891 delegados que acudirán al congreso con derecho a voto y que elegirán a la nueva dirección de los socialistas.

La existencia de esta pugna se pondrá de manifiesto porque, por primera vez en muchos años, buena parte de las delegaciones tendrán representación doble: una voz por la mayoría y otra por la minoría. Así "el cabeza de delegación" no tendrá la representación global de toda una federación. Antes del 20 de enero se sabrá la correlación de fuerzas.Hasta el congreso pasado, cuando una delegación tenía que expresar el voto, solo una persona alzaba una papeleta y con ello expresaba la voluntad de miles de militantes, como era el caso de Andalucía. La minoría siempre era la misma -Izquierda Socialista-, que lograba a duras penas hacer oír su voz ante una mayoría compacta.

Según los estatutos del partido, el sector que obtenga en una agrupación local un 20% de los votos tiene derecho a una representación del 25%, así hasta llegar al comité regional.

Dirigentes guerristas y renovadores reconocen que los casi tres meses de calma de los que han disfrutado no hay que echarlos en saco roto. Guerristas y renovadores han compartido estos meses multitud de jornadas de debate y, como resultado, muchas animadversaciones se han disipado, por lo que la pugna por un puesto en la dirección se hará de forma profesionalizada. Incluso se pueden escuchar opiniones muy favorables de destacados guerristas hacia sus oponentes renovadores, y viceversa.

Pero la guerra es la guerra y el movimiento para sustituir a la actual "mayoría" es imparable. Tal situación está siendo interiorizada por los guerristas, que empiezan a manifestarse como minoría, mientras los renovadores muestran destellos de quien ya se siente cerca del poder.