_
_
_
_

El gas atasca la Gran Vía

Los autobuses de las 13 líneas de la EMT que atraviesan la zona tardan un 25% más

Vicente G. Olaya

Tres retroescavadoras y varios kilómetros de vallas metálicas diseccionan, desde hace una semana, la principal arteria urbana de Madrid. Las obras de canalización del gas, que ocuparán durante un mes aceras y carriles de la Gran Vía, entre Callao y la Red de San Luis, disminuyen aún más la velocidad media de los automóviles, taxis y autobuses que circulan diariamente por esta avenida. Atravesarla en coche se convierte en todo un suplicio a prueba de impacientes.Entre las ocho de la mañana y las cinco de la tarde, sábados y domingos incluidos, una cuadrilla de operarios introduce bajo el pavimento metropolitano una nueva red de gas. "Tenemos que cortar algunas calles. Y eso hay gente que no lo entiende", afirma el operario Alfonso Rodríguez.

Más información
"Mucho lío y poca gente"

El trabajador asegura que, el pasado sábado, la calle de Abad quedó cerrada al tráfico durante algunas horas para poder cambiar las tuberías, lo que provocó las quejas de los encargados de Galerías Preciados. "El guarda de seguridad de los grandes almacenes no hacía más que quitar la valla para dejar pasar a los coches. Decía que estábamos perjudicando a su comercio. Y nosotros venga a ponerla". Al final, un policía municipal zanjó la disputa y dejó definitivamente la valla en mitad de la calle, hasta que los operarios terminaron tranquilamente su trabajo.

Dos horas por los atascos

El conductor del autobús de la línea 133 de la EMT José María Flores también se queja de las retenciones que las obras provocan. "Un itinerario de una hora y media puede superar casi las dos horas a causa de los atascos. Algunos se bajan antes de llegar a su parada". Actualmente, 13 líneas de la Empresa Municipal de Transportes se encuentran afectadas por las obras.

Pero estos trabajos no perjudican a todos los ciudadanos. Según los agentes de la Policía Municipal que patrullan la zona, "muchos aprovechan los huecos entre las vallas metálicas para aparcar el coche. Tenemos que llamar a la grúa. De otro modo, los dos carriles que quedan libres se convertirían en uno solo. Primero aparca uno, luego otro, y otro...".

Andando por la acera derecha de la Gran Vía en dirección a la plaza de Cibeles, el trayecto desde Callao hasta la calle de Mesonero Romanos se torna difícil.

Las colas para entrar al cine y las obras dejan la acera en mucho menos de la mitad. Los andamios que cubren un edificio en rehabilitación también entorpecen el paso. Pero esto los viandantes lo solventan caminando por la calzada pegados a las vallas.

Los huecos del carril-bus donde no hay obras estaban ayer invadidos por la gente que esperaba para entrar al cine.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Vicente G. Olaya
Redactor de EL PAÍS especializado en Arqueología, Patrimonio Cultural e Historia. Ha desarrollado su carrera profesional en Antena 3, RNE, Cadena SER, Onda Madrid y EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad CEU-San Pablo.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_