"De Madrid a Europa"
Fernando Márquez, alias El Zurdo, creador y fundador de la movida, cantante y alma máter de los desaparecidos grupos Paraíso, La Mode, Proyecto Bronwin; autor, letrista, político, candidato al Congreso en 1989; escritor, editor, líder de opinión para algunos jóvenes disconformes de los ochenta; personaje adorado por unos y criticado por otros tantos; poeta maldito, conquistador tímido y amoroso; niño terrible, conversador exuberante, heterodoxo inclasificable, vuelve a la escena madrileña y prepara su primer trabajo en solitario con Joe Borsani.Las actuaciones en directo en locales de la capital comenzarán próximamente en un intento de fusionar música y poesía. Él está pletórico. Después de seis años sin grabar y tras una ausencia casi autista, se vuelven a editar -"en compacto, claro"- los éxitos de sus dos primeros grupos. En una corrala de Lavapiés instaló su laboratorio de ideas este verano. El escenario perfecto para su mente, "todo un jardín de diversas flores".
Pregunta. ¿Por qué ese autoexilio después de la fama?
Respuesta. Siempre he tendido al encierro por mi introversión excesiva. Al abandono de La Mode por problemas de bronquios se suma la marginación a la que me somete el stablishment y desaparezco como cantante. A mí se me da el palo con la excusa de mi aparición en el anuncio de Falange en 1986. Me silencian unos presuntos underground heterodoxos desenmascarados como funcionarios de los mass media.
P. Pero es cierto que su carrera política ha sido camaleónica.
R. Yo diría que soy multifacético y además un romántico -no como pose, sino como una visión del mundo- y luciferino, en el sentido que creo en la revolución como esencia, no como apariencia. De todos modos, es una etapa acabada, a no ser que tuviera un papel dirigente. Me harté de mancharme con mierda ajena y en los noventa he decidido montar mi propio rollo. Sigo sintiéndome, obviamente, antiprohibicionista, y seguiré defendiendo el uso autorresponsable de sustancias psicoactivas, y, por supuesto, soy tercerista.
P. ¿Qué es eso del tercerismo que defiende en su revista?
R. La discusión no va de izquierda a derecha, o viceversa, sino de lo falso a lo auténtico. Eso es el tercerismo, el único ismo al que he sido fiel tanto desde Falange Auténtica, el CDS o los Radicales en Madrid.
P. ¿Qué fue la movida?
R. Fue un espejismo, una expectativa frustrada de un renacimiento cultural interdisciplinar que sólo era posible en Madrid, una ciudad mestiza, conflictiva, con gente muy histérica, sin conciencia nacionalista. Mientras, en Barcelona, lo que hacían era salsa.
P. ¿Por qué desapareció, o es que se acabó la década?
R. Porque la corrompieron y se dejó corromper; por una parte, se la cargaron los progres reciclados de modernos que la vampirizaron, como Almodóvar y la Chamorro, y por otra, la utilización fría y premeditada que hicieron de la movida los políticos municipales, era como su mascarón de proa.
P. ¿Es un profeta contra la corrupción?
R. Sí, exactamente un agitador, un aguafiestas, y no es para menos, siendo testigo de la prostitución del stablishment.
P. ¿Y en los noventa?
R. Ahora, por las mañanas veo que las librerías desaparecen por la crisis, y por las noches sólo encuentro carteles represivos prohibiendo cosas en los bares. No obstante, pienso que primero Madrid y luego Europa. La clave está en el Corazón del bosque.
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