Pistoleros de ETA asesinan a un general en Madrid y hieren gravemente a un soldado

Los asesinos de ETA eligieron ayer de nuevo los militares como objetivo y a Madrid como escenario. Tres pistoleros que se tapaban el rostro mataron a tiros al general del Ejército del Aire Dionisio Herrero Albiñana, de 63 años, y dejaron gravemente herido al soldado Alberto Pasamontes, de 23 años, chófer del militar. El atentado se produjo cuando el general, director de Sanidad del Ejército del Aire, salía de su casa para subir al coche blindado que le esperaba. Pasamontes descendió del vehículo al escuchar los disparos, momento en que un terrorista le alcanzó en el vientre. El Rey expresó su tristeza por "las cobardes acciones terroristas".

El atentado se produjo a la altura del número 101 de la calle de Hermosilla de Madrid. El general salió del portal y se dirigió a un Volkswagen Santana de color granate, donde le esperaba su chófer. Dionisio Herrero, que iba de paisano, caminó unos 15 metros, y cuando atravesaba la calle de Alcántara fue atacado por dos individuos con pistolas del calibre 9 milímetros Parabellum. El militar sufrió "múltiples heridas en tórax, abdomen y miembros inferiores", según el certificado de defunción. Uno de los asesinos le remató cuando yacía en el pavimento.Fue un tercer terrorista, situado junto al automóvil oficial, el que hizo fuego contra el soldado, causándole perforaciones en diversos órganos. Tras recibir el primer balazo, el joven pudo meterse de nuevo en el coche, y el terrorista le disparó otras cinco veces a la altura de la cabeza pero los cristales blindados del automóvil impidieron que los proyectiles le alcanzaran.

Los tres etarras huyeron de la zona en un coche que aparcaron poco después en una plaza próxima en doble fila. Hacia las nueve de la mañana, el automóvil, en el que habían dejado una carga explosiva de unos cuatro kilos, estalló cuando la zona se hallaba muy concurrida. No hubo heridos, aunque sí daños materiales.

Hacía cuatro años que los terroristas no efectuaban atentados con pistola en Madrid. Desde 1989, los etarras empleaban sólo coches bomba. Al general le faltaban sólo dos meses para retirarse, y al soldado herido, únicamente dos semanas para la licencia.

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Editorial en la página 12