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LA NBA PIERDE A SU MAYOR MITO

"Ya no tengo nada que demostrar"

Michael Jordan, la estrella de los Bulls de Chicago, se retira del baloncesto a los 30 años de edad

La Liga norteamericana de baloncesto profesional (NBA) se queda sin su mito más grande. Después de haber perdido, hace 23 meses y un día, a Earvin Magic Johnson por ser portador del virus del da, Michael Jordan anunció ayer, a sus 30 años de edad, su retirada porque ya no tiene "nada que demostrar". "He llegado a la cima", explicó con su frialdad característica, "y estoy harto de la vida pública". La estrella de los tricampeones Bulls de Chicago negó que su decisión se deba a la depresión por el asesinato, en agosto pasado, de su padre, James: "Él mismo me había aconsejado dejarlo ya".

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La cita fue en el centro Berto, en Deerfield, en el pabellón en que se entrenan los Bulls a las afueras de Chicago. Serio, como de costumbre, Jordan compareció ante una marea de periodistas (la apertura en la víspera de la Liga nacional de béisbol había atraído a numerosísimos enviados especiales) vistiendo un traje beige, una camisa blanca y una corbata de rayas diagonales en verde y azul. A su lado se hallaban Jerry Reinsdorf, el accionista mayoritario de los Bulls; Jerry Krause, el gerente; Phil Jackson, el entrenador, y hasta David Stern, el comisionado de la NBA. Tampoco faltó su esposa, Juanita."He llegado a la cima y ya no tengo nada que dernostrar", advirtió en principio Jordan ante la expectación de los reporteros, algunos de los cuales aún se mostraban incrédulos respecto a que su retirada, anunciada la noche antes por la cadena televisiva NBC, fuese un hecho. "Sí, me voy", les confirmó enseguida el último mito del baloncesto estadounidense. "Estoy harto de la vida pública", continuó; "no necesito los aplausos del público para vivir ni tampoco como una seña de identidad".

Una satisfacción íntima

El asesinato de su padre, James, flotó en el ambiente. En el pasado mes de agosto, cuando se encontraba dormido en su coche junto a una carretera, alguien le disparó una bala mortal en el pecho. Dos jóvenes fueron detenidos como presuntos culpables y el fiscal ha recalcado que pedirá para ambos la máxima pena cuando se celebre el juicio. Sin embargo, Jordan negó que la depresión le haya impulsado a hacer mutis. "MI determinación habría sido la misma si él siguiera vivo. Es más, incluso me había aconsejado que abandonase las canchas a los 30 años. Los dos estábamos de acuerdo en que sería lo mejor. Por otra parte, siento la satisfacción íntima de que él viese mi último partido con ocasión de la final de la temporada pasada contra los Suns de Phoenix".

"La verdad es que he consultado a muchas personas vinculadas a este deporte. Quería saber lo que pensaban acerca de mi deseo de dejar de botar el balón. El 95% de ellas me dijo que me comprendía y que apoyaría mi renuncia. El 5% restante me instó a que reconsiderase mi actitud porque todavía tenía mucho que ofrecer en la NBA, pero yo me tomé esta reflexión como un simple cumplido", declaró Jordan.

"Es más", prosiguió, "me reuní con Phil [Jackson, el entrenador de los Bulls] y le pregunté acerca de si aún podía demostrar en la pista algo más. Él me respondió solicitándome un minuto para recapacitar. Para mí fue de lo más significativo. Si hubiera creído que sí, no habría necesitado ni un segundo para decírmelo".

Jordan matizó que se había reunido días atrás, en Washington, con Reinsdorf. La conversación que sostuvieron, en la que él le expresó su firme propósito de retirarse, tuvo como testigo a su representante, David Falk. No surgió ningún problema contractual. El baloncestista percibía del orden de los cuatro millones de dólares anuales en el Chicago, pero su mayor fuente de ingresos se deriva de la publicidad: sus conexiones con la cadena de restaurantes McDonalds, la bebida tonificante Gatorade y la firma de ropa deportiva Nike le aportan al menos entre 25 y 30 millones más y no se van a interrumpir en los próximos años por el mero hecho de que él ya no se halle en activo.

La noticia de su adiós conmocionó el martes por la noche el estadio de béisbol de Chicago. El equipo local y el Toronto se enfrentaban en la apertura de la Liga. Jordan fue elegido para que lanzara la simbólica primera bola, todo un honor. Fue poco después, en pleno juego, cuando la NBA, a través de su emisión Dateline, difundió la drástica decisión de Jordan, que se vio obligado a salir del recinto, uno de cuyos palcos privados ocupaba, ante la consternación de los aficionados, que trataban de hablar con él. Varios beisbolistas incluso se quejaron más tarde de que su partido hubiera pasado a un segundo plano.

En la plenitud

En ese sentido, Jordan expuso que su intención siempre fue hacer pública su despedida antes del inicio, mañana, de la pretemporada de la NBA. "Quiero que mis ex compañeros", bromeó, "se hagan pronto a la idea de que yo no voy a estar más con ellos. El equipo ha de asimilarlo con rapidez". "Algunos pensaban que mi corazón me haría cambiar de opinión en estas últimas horas, pero no ha sido así", agregó quien ha conseguido con los Bulls tres títulos consecutivos. Johnson sumó cinco con los Lakers de Los Ángeles, pero alternos.

"Llevaba ya nueve años en el Chicago. Era suficiente", manifestó más adelante Jordan, campeón olímpico con la selección de su país en los Juegos de Los Ángeles 84 y Barcelona 92; "no habría resistido tener que arrastrarme de tablero a tablero, que alguien me espetara: 'ya no eres el de antes'. Precisamente, me gustaría que se me recordase como un jugador que se enfrentó a todos los retos y dio el 110% de sí mismo".

En un momento dado, Jordan reconoció que también ha acusado el cerco de la Prensa, que denunció su excesiva afición a las apuestas, que le han costado bastante dinero. De inmediato, no obstante, insistió en que sus motivaciones fundamentales no tienen nada que ver con aquélla, sino que son más profundas y reiteró que ya no tiene "nada que demostrar" y que su idea desde hace mucho tiempo era irse "en la plenitud".

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