Dentro y fuera
Hace unos días, encajonado en la minúscula área de fumadores del aeropuerto de Heathrow en compañía de unos cuantos aspirantes a cancerosos, comprobé una vez más que se va cerrando el cerco en tomo a todos aquellos que, según esta sociedad políticamente correcta que padecemos, insistimos en atentar contra nuestro cuerpo. Lo que también comprobé es que el entorno, cada día más hostil con fumadores y bebedores, partidarios moderados de la destrucción interna, es, al mismo tiempo, extremadamente tolerante con los defensores de la destrucción externa. Mientras los apestados del tabaco nos hacinábamos en nuestro corralito, por la amplia zona saludable deambulaban a sus anchas mutitud de caballeros aficionados a castigar su cuerpo por fuera a base de taladrarlo con pendientes y decorarlo con tatuajes de dudoso gusto.El tatuaje, antiguamente, estaba reservado a los legionarios y a los convictos. Actualmente, está al alcance de cualquier pringado con pujos de poeta maldito, rockero o estrella de Hollywood. Lo mismo pasa con los pendientes, que, siguiendo esa extraña moda del piercing, la gente se coloca en la nariz, la ceja o (se lo juro) las tetillas. Así estamos asistiendo al nacimiento de una nueva especie de mutantes que afea considerablemente el decorado urbano y con la que, sin embargo, nadie se mete. No lo encuentro justo, francamente.
Especialmente porque una tajada se disipa tras una resaca más o menos cruel, mientras que el tatuaje es eterno. Que se lo pregunten a Johnny Depp, recién separado de Winona Ryder. ¿Qué hará con ese tatuaje que se hizo grabar en un arrebato de romanticismo (o estupidez) y que rezaba Winona forever?
Si el señor Depp quiere volver a ligar ya puede ir pensando en cortarse el brazo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
Últimas noticias
Premios de Lotería de Navidad, cuando el delito está muy repartido
Cuánto se cobra por décimo premiado en la Lotería de Navidad: récord de series y un reparto de 3.960 millones
Sociología del azar: Lotería de ‘boomers’, apuestas de ‘zetas’
Voluntarios dan refugio a las abejas polinizadoras solitarias en Ciudad de México
Lo más visto
- Así te hemos contado las elecciones en Extremadura | El PP gana en Extremadura con 29 escaños, pero necesitará para gobernar a un Vox que crece
- Los jueces del Tribunal Penal Internacional se rebelan ante las sanciones de Trump: “No hay que ceder”
- Oona Chaplin: “Le conté a James Cameron que vivía en una cabaña en los árboles y que estaba iniciando un proyecto de permacultura con una amiga”
- Fernando Blasco, matemático: “Ganar el Gordo es más difícil que encontrar un regalo escondido en un asiento del Bernabéu”
- Manuel Bustos acepta seis meses de cárcel por cargar gastos privados a la Federación de Municipios




























































