Sandra Myers perdió la apuesta
Su casta le hizo arriesgar para subir al podio y vivió una agonía en la recta final
Sandra Myers fue sexta en la final de 400 metros y le supo a poco. "Estoy decepcionada. Esperaba correr más", fueron sus únicas palabras tras la carrera. Realmente no tenía muchas más posibilidades de hacerlo mejor, dados sus actuales límites y la progresión que siguen, en cambio, sus rivales, como demostraron las dos primeras, que hicieron su mejor marca personal en la carrera. Salió, además, con tanto genio que cayó en la trampa que tiende esta prueba infernal a quienes desprecian su distancia, llevados por la ambición de correr más rápido de lo que es posible en ellos. En la recta le esperaba la agonía. Myers tenía enfrente a seis atletas que corren en menos de 51 segundos, barrera que ella sólo había franqueado una vez esta temporada, precisamente la víspera.,
Pero su desafío era más ambicioso, quería colgarse una medalla y para ello tendría que ser más rápida que las tres mujeres que habían enseñado sus poderosas armas en las semifinales, al llegar hasta la meta por debajo de los 50 segundos y medio. Para conseguir su objetivo no tenía que hacer ni una sola con cesión, ya desde el primer metro. Para que todo resultara más difícil, le había correspondido la calle 1, la de curva más cerrada y la que permite, por tanto, desarrollar menor velocidad si se es capaz de alcanzar un elevada frecuencia en la zancada. Pero no se quejó. Es corredora de casta. Salió a muerte. Como un tiro Con tanta decisión que marcó un tiempo, de reacción en la salida (201 milésimas de segundo) inferior al de Michael Johsnon (220), campeón masculino. En pocos segundos ya tenía a su alcance a las dos atletas que habían salido por delante, la colombiana Restrepo y la estadounidense Kaiser-Brown, nada menos que favorita al título. Para llegar a la meta en 50.20 segundos tenía que correr desde el principio sin apenas reservas porque luego sería tarde. Sabía que en torno a esa marca podría ganarse una medalla. Era apostar por todo o nada y perdió. Prefirió ser una sexta valiente, que una cuarta conservadora.Cuando se retiraba de la pista y vio en los televisores que hay en el túnel del estadio que la tercera había hecho 50.44 segundos, su rostro hizo una mueca de decepción. Había perdido una gran oportunidad, quizá la última. Pero era realmente difícil estar en tiempo de podio. Hubiera significado la tercera mejor marca de su vida, después de dos inviernos de lesiones.
En los Mundiales de Tokio 91, Sandra Myers fue tercera con 49.67 segundos. La campeona de Stuttgart-86 hizo 49.82. Son otros tiempos. Ahora se corre menos que antes y, en el caso de la atleta española, sus 32 años actuales empiezan a pesar.
La mujer récord
Esta carrera viene a cerrar casi la trayectoria en la alta competición de Sandra Myers, estadounidense de nacimiento y española de nacionalidad desde diciembre de 1987. A partir de ese momento elevó el nivel del atletismo femenino español hasta cotas de gran prestigio, pues sus marcas estuvieron, y aún están, entre las mejores del mundo. Cinco años y medio después, conserva 11 récords nacionales, cinco en pista cubierta (60, 200, 400, longitud y 4x4OO) y seis al aire libre (100, 200, 400, longitud, 4x100 y 4x400). Ha batido 20 veces algún récord veraniego.En 400 cosechó sus mayores éxitos: la medalla de bronce en los Mundiales de Tokio 91, la de plata en los de Sevilla 91, en pista cubierta, y la de oro en los Europeos de Génova 92, también bajo techo.
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