Muere una mujer en una residencia de ancianos al incendiarse su habitación
Mercedes Quintana, enferma terminal de 69 años, tenía prohibido fumar en su habitación en la residencia de ancianos Ballesol de El Plantío. Sin embargo, ayer, como otras veces, encendió un cigarrillo después de comer en su cuarto, de reducidas dimensiones. Fue su último pitillo. La colilla provocó un fugaz incendio que acabó con su vida, según la versión difundida por los bomberos. Otra interna, Emilia Machín, resultó gravemente intoxicada, y cuatro ancianos más fueron atendidos al inhalar el humo que se propagó por la última planta del centro, reservada para enfermos terminales. En este piso, las ventanas y puertas que dan a la terraza tienen rejas selladas con candados.
Ningún responsable de la residencia ha precisado detalles del siniestro, el primero que se produce desde que hace 14 años se levantó esta residencia de lujo -desde 6.000 pesetas al día cuesta la estancia- para mayores. Varias empleadas del centro explicaban que la víctima era una gran fumadora, a quien prohibían constantemente el tabaco. Mercedes Quintana hacía su vida en una habitación de unos cuatro metros cuadrados de la cuarta planta, última del edificio, reservada para enfermos terminales que necesitan un cuidado especial.Los bomberos confirmaron que el fuego se inició hacia las dos del mediodía en la mesilla de noche, donde hallaron los restos de una caja de cerillas. Las llamas se propagaron por la cama y por un armario que, curiosamente, contenía colchones. El fuego se extendió a otra habitación contigua. Ambos cuartos, los únicos afectados por las llamas, tienen un espacio muy reducido. "Parece como si fueran estancias para personas marginadas o con algún tipo de afección especial", señaló el oficial de guardia del parque Las Rozas.
El humo que inhaló Mercedes Quintana fue la causa directa de su muerte. Emilia Machín sufrió una grave intoxicación y fue trasladada en estado grave a la clínica de La Zarzuela. Otros cuatro ancianos de la misma planta quedaron inconscientes por el mismo motivo. Los empleados de la residencia ayudaron a evacuar al centenar de residentes del centro a la planta baja.
El oficial de guardia de los bomberos señaló que se encontraron con rejas cerradas con candados tanto en la ventana de la habitación de Mercedes como en la puerta que daba acceso a la terraza. Según algunos, testigos, el humo era espectacular y los bomberos tardaron "un poco" en entrar en las habitaciones. Hasta la residencia se trasladaron dotaciones de bomberos de Las Rozas, Collado-Villalba y Villaviciosa de Odón.
Silencio en el centro
En la residencia Ballesol nadie quiso hacer comentarios sobre lo ocurrido. La encargada, Paz, aseguró que cualquier información estaba reservada solamente a familiares de los residentes. Tampoco el propietario del centro aportó detalles.Un testigo directo de los hechos fue el alcalde en funciones de Majadahonda, Narciso de Foxá, del Partido Popular. El siniestro, según el regidor, fue espectacular y los bomberos actuaron con eficacia, aunque tuvieron dificultades al encontrarse con las rejas y los candados en las habitaciones alcanzadas por el fuego.
Emilia Machín, la mujer afectada por el humo, fue trasladada anoche desde La Zarzuela a la clínica Puerta de Hierro. Según los facultativos de este centro, su estado era anoche bastante grave.
Mercedes Quintana, llevaba ingresada más de cuatro años en este centro. Su único familiar directo es un hijo que ha residido en Alemania y que fue avisado anoche.
El centro Bellasol lleva abierto 14 años y en el residen más de un centenar de ancianos. Posee otras tres residencias en Madrid y Valencia.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.