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Reportaje:

Iván Demaniuk se salva de la horca

Estupefacción en Israel tras la absolución del que fue identificado como verdugo nazi

La horca estaba lista desde el día anterior. Sin embargo, fue un Demaniuk impasible el que escuchó durante más de dos horas la lectura de los considerandos del juicio del Tribunal Supremo de Israel. Pero cuando, una hora y media más tarde, escuchó por los auriculares de la traducción simultánea en ucranio la palabra "absuelto", se quedó boquiabierto, obviamente de estupefacción. Ni una sonrisa de alivio, ni un gesto de alegría. Si estaba conmovido, Demaniuk lo supo disimular.A la espera de ser expulsado de Israel, fue rápidamente devuelto a la cárcel, protegido por guardias de seguridad, ya que ahora más que nunca se teme un atentado contra su vida, que perpetraría cualquiera de los supervivientes de la shoa (genocidio). Dónde podrá ir ahora Demaniuk es una incógnita: el Departamento de Justicia de Estados Unidos, donde está nacionalizado, prohibió ayer su retorno al país.

Las reacciones en Israel ante el veredicto son muy diversas, a menudo dolorosas y a veces contradictorias. "Es imposible, los jueces se han equivocado", dijo con la voz cortada por la emoción Yosef Czerny, quien se salvó del campo de concentración de Treblinka y que en el proceso lo reconoció como Iván el Terrible, el verdugo del campo, un vigilante ucranio que ponía en marcha el motor Diesel que expedía el gas letal hacia las duchas donde morían los judíos, hacinados y desnudos, vagón tras vagón.

"Es una terrible injusticia para los supervivientes de Treblinka, para todos los judíos. Espero que pueda encontrarse a un Émile Zola que haga un llamamiento a la anulación de este juicio vergonzoso e inhumano", añadió Czerny, un hombrecillo encogido de pelo blanco. Shevá Weiss, otro superviviente, hoy presidente del Parlamento, manifestó su dolor al ver a un presunto criminal de guerra absuelto. Apuntó, sin embargo, que no se trata de una absolución total, ya que lo que sucedió fue que el Supremo no estaba convencido, más allá de toda duda razonable, de que Demaniuk e Iván el Terrible fueran la misma persona.

"Los que sobrevivimos al genocidio podemos estar orgullosos de nuestros jueces, que han sabido superar sus sentimientos de judíos ávidos por castigar a todo criminal nazi, se han pronunciado con serenidad y han hecho justicia", añadió.

También Simón Wiesenthal, conocido cazador de nazis, se mostró de acuerdo con la absolución por falta de pruebas: "Si hubiera sido uno de los cinco jueces, habría actuado igual".

El concepto de duda razonable, que permite absolver a un acusado a pesar de testimonios abrumadores, es una figura anglosajona incorporada a la jurisprudencia israelí. El veredicto unánime de estos cinco jueces no cuestiona la veracidad de los testimonios de los supervivientes que, en primera instancia, declararon reconocerlo sin ninguna vacilación. Pero les asaltó una duda razonable que no podían ignorar.

De hecho, Demaniuk se ha salvado gracias a los sucesivos aplazamientos del proceso desde 1988 hasta 1993. En una primera ocasión, un abogado de la defensa falleció bruscamente. Otra vez, un israelí enfurecido lanzó ácido a la cara de otro defensor. Con el paso del tiempo y el hundimiento de la URSS, la defensa pudo, por fin, obtener documentos de Moscú que el KGB le había negado. De los testimonios de otros guardianes ucranios de Treblinka parecía deducirse que Iván el Terrible era en realidad un tal Iván Marcenko y no Demaniuk. Estos testimonios provocaron la duda razonable y Demaniuk pudo salvar su vida.

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