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Entrevista:TOUR 93

"Lo único artificial en mí es la bici"

Miguel Induráin está tan por encima de los demás que la única acusación que cabe hacerle es la de ser demasiado generoso. Indu Rey es el hombre por el que suspira todo el ciclismo del mundo. Pues vale, piensa él.

Pregunta. ¿Su superioridad sobre el resto de corredores es natural o artificial?

Respuesta. Natural. He nacido con unas cualidades físicas y lo único artificial en mí es la bicicleta. Me he limitado a desarrollar esa cualidades en la bicicleta. Eso es lo difícil, porque hay gente que tiene tan buenas cualidades como yo, pero no sabe aprovecharlas.

P. ¿Y no resulta sospechoso un dominio tan aplastante?

R. No, porque no es la primera vez. Ya sucedió con Hinault, con Merckx... No es mi problema. El problema es para los demás, que no tienen más remedio que apretar un poco más cuando se enfrentan a mí.

P. ¿Por qué es tan disciplinado? La gente quiere oír que va a ganar cinco veces el Tour.

R. Si apenas puedo con el tercero, ¿cómo les voy a prometer cinco? Yo voy año a año. Me pongo metas cortas y alcanzables. Siempre he trabajado así. Más vale luchar por el tercer Tour este año y el próximo, si todo va bien, por el cuarto. Ya habrá tiempo de ir por el quinto.

P. ¿Sabe que a veces es irritante encontrar una persona con las ideas tan claras?

R. Yo no lo tengo todo tan claro. Hace unos días, por ejemplo, no tenía claro quién iba a ganar el Tour.

P. Pues era el único que no lo sabía. ¿Se atreverá alguna. vez a traicionar a Echávarri?

R. Traicionar no creo. Si me tengo que ir o cambiar de equipo, lo hablaremos.

P. ¿Quién debe más a quién?

R. Los dos a los dos. Hemos convivido muchos años y hemos hecho muchas cosas juntos. Él me ha ayudado y yo le he ayudado. Los dos nos debemos mucho.

P. ¿Cuántos millones tiene? ¿Es multimillonario?

R. Debo serlo, pero no me preocupa. No llevo las cuentas al día. Millones tengo, pero no sé cuántos. En el Tour no es lo que más me preocupa.

P. ¿Le molesta que le llamen Induráin El Bondadoso? ¿No preferiría que le llamaran Induráin El Cruel?

R. No me molesta porque no lo valoro. He oído ya tantos apodos: que si Terminator, que si no sé qué... Me da la impresión de que eso de los apodos es más una cuestión de ventas, de titulares de periódicos, de frases explosivas.

P. Pero usted va por ahí regalando etapas.

R. Regalar, lo que se dice regalar, no. Es más bien dejar a los demás, no meterte en el follón de la llegada, no jugarte la posibilidad de una caída. Es no entrar en un juego que no me interesa.

P. En los Alpes se mostró usted muy generoso con Tony Rominger: dos llegadas a meta juntos, dos triunfos del suizo.

R. El primer día, en Serre Chevalier, Rominger luchó por la victoria y yo obtuve buenas diferencias en la general, que era lo que quería. En Isola 2.000 intenté ganar, pero no pude. Lo he dicho en todos los sitios pero nadie me cree. Tampoco me importa.

P. ¿Pero no entiende que la gente quiere que lo gane todo?

R. No me tomo en serio lo que la gente pueda decir o que rer. Yo tengo unas ideas y lucho por ellas.

P. ¿Usted lucha por el espectáculo o por el resultado?

R. A mí me interesa más el re sultado, llegar a París de amarillo, pero creo que doy espectáculo. El espectáculo está servido en el camino.

P. ¿No cree que podría mejorar su imagen ante el aficionado?

R. No me preocupa. Yo soy como soy y no tengo que cambiar una cosa ni mejorar otra. Tengo la imagen que tengo y al que no le guste, pues que no le guste.

P. Su forma de correr, ¿es auténtica o un simulacro para no desvelar sus auténticos límites a sus rivales?

R. Es auténtica. Yo siempre corro a tope, mis límites son esos. Lo que pasa es que me faltan cosas. Me falta llegada.

P. Entonces no es cierto que' usted corre con una máscara, como dice Chiappucci.

R. Nunca intento engañar al contrario. Yo corro de una forma característica. Siempre mantengo la misma posición y el resto tiene algún vaivén o ciertos gestos que hablan de su capacidad física. Tal vez por eso engaño un poco. Si voy bien, voy de una forma, y si voy mal, voy de la misma forma, Sé que engaña un poco, porque, a veces, viéndome en televisión, ni siquiera yo mismo sé si voy bien o mal.

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