Diana de Gales

está logrando, al fin, domesticar a su ex marido, Carlos de Inglaterra, y que éste se comporte, tras la separación matrimonial, de la manera atenta y cortés que brilló por su ausencia cuando aún estaban casados y que tantas crisis de bulimia causó a la joven princesa. El pasado jueves, el príncipe Carlos acompañó a lady Di, que acababa de regresar de uno de sus viajes humanitarios por el continente africano, al funeral de su abuela lady Fermoy, de 89 años, y una de las pocas personas del entorno de Diana que se pusieron del lado del príncipe de Gales cuando se planteó la separación entre ambos.Los príncipes de Gales, que llegaron a la iglesia en el mismo coche, atrajeron a cientos de fotógrafos dispuestos a inmortalizar esta rara aparición conjunta de la ex pareja. Todo parece indicar, sin embargo, que esta actitud civilizada y armoniosa va a prodigarse en lo sucesivo, una vez que el nuevo estado de los príncipes de Gales ha adquirido un tono de distensión y normalidad. Fuentes allegadas a Carlos insinúan que el heredero británico ya no pone tantas dificultades para participar en actividades conjuntas con la madre de sus hijos, en un intento, tal vez, de imitar a su hermano Andrés, quien, con su amable actitud, parece más marido que nunca de Sarah Ferguson tras haberse anunciado su separación oficial.