La velocidad de Steffi Graf frenó a Conchita
Conchita Martínez (6ª cabeza de serie), de 21 años, recibió ayer una buena lección. En la pista central de Wimbledon, el torneo con más prestigio, perdió ante la número uno mundial, Steffi Graf (Alemania, 1ª), de 24 años, por 7-6 (0) y 6-3 en 1h 12m. Pero Conchita supo sacar conclusiones: "He aprendido que tengo que entrenar ciertas cosas de cara al futuro", dijo. Eso, más entrenamiento, es lo único que la separa de poder llegar a una final de un torneo del Grand Slam. La velocidad de Steffi y su mayor experiencia desbordaron a una Conchita que llegó a tener un 4-1 en la primera manga.
Conchita Martínez era la más joven de las cuatro semifinalistas y también la más inexperta. Jugaba por primera vez en la pista central de Wimbledon, lo más parecido a una iglesia que existe en el tenis mundial. Pero, sor prendentemente, los nervios afectaron más a Steffi Graf, ganadora cuatro veces del torneo, que a Conchita Martínez.La española se colocó muy pronto con un 4-1 y 0-30 sobre el servicio de Graf. A Conchita no le funcionaban demasiado bien sus golpes, pero el acierto en su servicio le bastó. Graf cometía muchos errores no forzados, y parecía sorprendida por la serenidad de su rival, acostumbrada como está a encontrar enfrente a jugadoras derrotadas de antemano tratando sólo de evitar el ridículo. Esos minutos fueron los más felices de Conchita.
Raza de campeones
Pero los campeones son una raza aparte, y Graf, que mañana jugará su sexta final, es un buen ejemplo de ello. Cuando peor estaba (4-1 y 0-30) forzó la máquina. Se dio una palmada en su muslo derecho, como si estuviese encendiendo el motor de sus piernas, y aceleró de golpe el partido. Steffi desbordó por completo a Conchita. Su rapidez de movimientos y la dureza de sus golpes sorprendían a la española, que siempre tardaba unas décimas de segundo más de lo necesario en reaccionar. Esos minutos fueron la clave del partido, porque Steffi ligó una serie de 11 puntos consecutivos en los que salvó su saque, rompió el de Conchita y volvió a ganar el suyo. De un 4-1 se pasó a un 4-4.
En la gran mayoría de sus partidos, una exhibición así de Steffi Graf es suficiente para que la rival se retire mentalmente al vestuario en busca del consuelo de una ducha. Conchita tuvo la sangre fría para seguir insistiendo. Su servicio funcionó mejor, salvó un juego dificilísimo (el 110) que duró 18 puntos y en el que Graf tuvo tres ventajas, y se plantó en el desempate. Fue una ejecución. Steffi repartía golpes con la velocidad de un ventilador y Conchita se hartaba de ver cómo las bolas de la alemana iban de una línea a la otra rozando la ilegalidad. El 7-0 fue el castigo de una campeona por la in solente resistencia.
Steffi Graf iba ya a 200 por hora. Conchita se defendió un poco más. Ganó tres juegos con su servicio y buscó desesperadamente un hueco en el ataque alemán. Pero no lo encontró. Su passing-shot no funcionó: sólo superó dos veces a Steffi en sus subidas a la red. Su primer servicio estuvo muy por debajo de lo normal (un 57% de aciertos) y su resto fue muy deficiente.
Pero la gran diferencia la marcó la velocidad. Conchita llegaba siempre un poco demasiado tarde a las bolas, y eso traía consecuencias muy negativas. Conchita sólo ganó cuatro puntos sobre el saque de Steffi, y eso le costó el partido.
La jugadora aragonesa ya comenzó a sacar conclusiones positivas poco después de la derrota. "Ha sido una gran experiencia para mí", dijo. "He plantado cara, y eso es importante. Steffi ha jugado realmente bien. Golpe muy fuerte y muy rápido y es muy difícil imponer el ritmo porque ella siempre quiere mandar. Mi único fallo ha sido no conseguir una ventaja de 5-2 en la primera manga. Pero me ha. faltado su experiencia".
Eric van Harpen, su entrenador, hablaba el día anterior a la semifinal de que Conchita era una jugadora que avanzaba "centímetro a centímetro", que su objetivo en 1993 era llegar a ser la quinta del mundo (es la sexta) y que esperaba que las grandes victorias llegasen en 1993. Si es así, a los 21 años se ha acercado un poco más a la cima de su carrera. La impresión que dejó ayer es que es capaz de elevar su nivel, porque hay aspectos de su juego claramente mejorables: el servicio (lanza muy baja la bola), la movilidad y la rapidez (necesita trabajar más fisicamente), y la mentalidad (debe mantener la ambición que ha demostrado estas dos semanas en Wimbledon). Son detalles que la distancian de la número uno. Pero Conchita Martínez está realmente cerca de conseguirlo, si se lo propone. Son sólo detalles. Pero ella parece haberlo entendido. Partidos como el de ayer convierten en maravillosa la vida de un tenista. Pero aún lo es más si se ganan.
Martina no logrará su 10º título
Martina Navratilova (EEUU, 2ª), de 36 años, no sumará su loa victoria en Wimbledon. Ayer fue derrotada por su alumna más aventajada, Jana Novotna (R. Checa, 8ª), de 24 años, por 6-4 y 6-4 en una hora y 22 minutos.Navratilova se despidió girándose en el último instante y gritando al público: "Un año más", anunciando su regreso para 1994. Martina no podrá ampliar su récord de Wimbledon, ya muy dificil de conseguir en el futuro por la super-profesionalización del tenis femenino.
Martina debió sentir algo especial ayer cuando era derrotada por Jana Novotna, entrenada por otra ex compatriota, Hana Mandlikova. Quizá tuvo la sensación de estar jugando ante sí misma hace 12 años. El juego de Novotria es una copia del de Martina. Saca con mucha fuerza y sube constantemente a la red en busca de la volea. La única diferencia es que Martina es zurda y Jana es diestra. Y que Novotna es más joven, más rápida y más fuerte.
El partido fue muy claro para Jana desde el principio. Se colocó con una ventaja de 5-1 sirviendo muy bien y complicándole la vida a Martina con bolas cortas y muy bajas. En un golpe de genio, Navratilova remontó a 5-4, pero Jana controló sus nervios (su gran problema) y ganó la primera manga. La segunda fue muy parecida.
Martina anunció después su regreso el año próximo: "Tendré 37 años. Ya no seré más joven. Siempre quise ser la campeona más joven. Por eso ahora mi resto es ser la campeona más vieja".
Las mejores semifinales masculinas desde 1927
El torneo de Wimbledon no había tenido unas semifinales con los cuatro primeros cabezas de serie desde 1927. Aquellos jugadores fueron René Lacoste (Francia, 1º), Bill Tilden (EEUU, 2º), Jean Borotra (Francia, 3º) y Henri Cochet (Francia, 4º). El torneo lo ganó Cochet. El dato demuestra el gran nivel de esta edición: los cuatro semifinalistas han sido número uno mundiales, han ganado torneos del Grand Slam, y ninguno domina a su rival en sus enfrentamientos particulares.Pete Sampras (EEUU, 1º)-Boris Becker (Alemania, 4º). La gran semifinal del día. Sampras, de 21 años, derrotó en los cuartos de final a Andre Agassi, el campeón de 1992, en cinco sets. Es su segunda semifinal en Wimbledon; el año pasado perdió ante Goran Ivanisevic (Croacia). Es el campeón más joven del Open de Estados Unidos, al ganarlo en 1991 con 19 años y 28 días. Es el número uno mundial desde el 12 de abril. Jugador sobrio, posee un poderoso servicio y un amplio repertorio de golpes. Becker, de 25 años, juega su séptima semifinal en Wimbledon, torneo que ganó en 1985 (el más joven de la historia, con 17 años y 7 meses), en 1986 y en 1989. Fue número uno mundial a partir del 28 de enero de 1991. No ha ganado ningún torneo importante desde que perdió ante Michael Stich en la final de Winibledon de 1991. Pero el pasado miércoles dio un recital de autocontrol. Necesita la victoria para recuperar su prestigio. Stich definió muy bien su cambio: "Cuando le gané en 1991, no dejaba de mover la cabeza y de hablar consigo mismo quejándose de su juego. Esta vez no ha dicho ni una sola palabra en cuatro horas de partido". Enfrentamientos previos: 3-3. Las claves: el primer servicio de Becker (sacó en 27 juegos ante Stich y no lo perdió ni una vez) y la lesión de Sampras. Favorito: Becker.
Stefan Edberg (Suecia, 2º)-Jim Courier (EEUU, 3º). Un choque entre estilos opuestos. Edberg, de 27 años, ganó Wimbledon en 1988 y 1990. Fue número uno mundial desde el 13 de agosto de 1990. Es el jugador de más talento en la volea, que interpreta de forma extraordinaria. Apasionado del ataque, la hierba es una superficie perfecta para él. Courier, de 22 años, llega por primera vez a semifinales en Wimbledon. Ganador en Roland Garros 1991 y 1992 y en Australia 1992 y 1993, Courier fue número uno mundial desde el 10 de febrero de 1992. El calor y la ausencia de lluvias le ha beneficiado ya que le permiten jugar de forma agresiva. Ha ganado a Edberg en los dos últimos partidos que han jugado. Enfrentamientos previos: 4-4. Las claves: El servicio de Edberg y los restos de Courier. Favorito: Courier.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.