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Coincidencias

Las coincidencias se amontonan. Ocho años después, el equipo español va recorriendo etapas de forma similar a lo que ocurrió en Alemania durante el Europeo de 1985,año 1 del imperio de la oscuridad. La fase previa se celebró también en Karlsruhe. España sólo perdió un encuentro, como ahora; ganó a la URSS (ahora, a Rusia), tuvo que hacer números para hallar el mejor sitio en los cruces (por cierto, mal hechos, pero al final favorecedores) y su rival en los cuartos de final fue igualmente Alemania. Un montón de coincidencias. La historia de lo que ocurrió después es conocida. España ganó a los germanos y cayó ante Checoslovaquia en el día más negro del baloncesto moderno (hasta la mañana de Angola).Sólo falta saber si las coincidencias van a seguir. De entrada, el primer paso debe repetirse si nos atenemos a los antecedentes cercanos. Mientras el caminar del equipo español ha sido firme, contundente en algunos casos y con el único pequeño borrón de la derrota ante Grecia, los andares alemanes han sido los de un pato mareado.

Sin el concurso de Scliremp, una estrella de la NBA, Alemania se ha clasificado con bastante pena y muy poca gloria. Ganar a Bélgica, Eslovenia y Turquía no es una tarjeta de visita como para asustar. Su estilo es el habitual. Muchos centímetros en la pista, un par de buenos lanzadores (Alimisth y Jackel) y el poder de Gnad debajo de los tableros. Poca versatilidad y moral a prueba de petardos de feria.

Ateniéndonos a la teoría, España debe ganar. Pero el pronóstico debe ser tamizado por la condición de anfitriona de Alemania. Esto significa ambiente adverso (aunque el público teutón no destaque por su fogosidad) y la posibilidad (como se teme) de un arbitraje sospechoso. En la capacidad de abstracción de estas dos situaciones reside el principio del éxito.

Lo demás no debe cambiar. Uno de los grandes objetivos de Sairíz (parcialmente conseguido hasta ahora) radica en dotar a España de un estilo propio, independiente de sus rivales. Para entendemos, lo que hacían los yugoslavos y hacen los croatas. Alemania es un conjunto lento, bastante asequible a ser cosido a contraataques siempre que el rebote caiga en las manos convenientes, cosa que, gracias sobre todo a Martín, se está logrando. La versatilidad de Jiménez puede paliar la desventaja de altura. O sea, ni más ni menos de lo que se viene realizando desde el inicio del Europeo.

No hay motivos para la preocupación y menos para el miedo. España ha demostrado ser superior a Alemania. El que haya llegado el momento en que ya no se tiene una segunda oportunidad no debe suponer un cambio de dirección. Si se logra la victoria, se podrá hablar de una coincidencia más. Por el bien de todos, la última.

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