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Raúl Gardini afirma que dejó Ferruzzi en buenas condiciones financieras

Raúl Gardini afirma que Ferruzzi estaba en buenas condiciones financieras cuando, en junio de 1991, él dejó la presidencia que había desempeñado durante 11 años. Como prueba de la solidez patrimonial del grupo, recuerda que a su mujer, Idina Ferruzzi, le fueron liquidados en las fechas indicadas, 505.000 millones de liras (más de 45.000 millones de pesetas) a cambio del 23% que tenía en la holding familiar. Y añade que su familia política le pidió recientemente que interviniera en la resolución de la crisis.Una carta del financiero a Il Sole 24 Ore, diario económico italiano, destacó ayer la inevitable polémica familiar en torno a los problemas financieros del tercer grupo privado italiano, hoy fuente de noticias inquietantes. Las últimas, son que Ferruzzi tiene deudas con un total de 250 bancos, lo que en opinión de de Tancredo Bianchi, presidente de la Asociación Bancaria Italiana (ABI), impidió que su situación real fuera detectada antes. Algo más de un quinto de su deuda bruta total, calculada en 31 billones dé liras, es, además, con bancos extranjeros, lo que podría dificultar la operación de alvamento que prepara el consorcio de cinco bancos estatales.

La polémica era inevitable desde que Carlo Sama, concuñado de Ferruzzi, afirmara el pasado sábado, poco antes de dimitir de consejero delegado de Montedison, que el endeudamiento bruto consolidado de Ferruzzi Financiaria (Ferfin) era de 19 billones de liras, en junio de 1991. Gardini niega esa cifra, y afirma que él dejó Ferfin con una deuda bruta de sólo, 1,2 billones de liras, siendo entones la deuda total del grupo 7,8 billones.

Pero los argumentos de Gardini van más allá de este asunto concreto. A los que le han tratado de megalómano, responde que él hizo de Ferruzzi un grupo abierto a la bolsa, moderno y consolidado. Frente a la acusación de que lo endeudó en exceso, sostiene que más de la mitad de los 2,5 billones de liras invertidos en la compra de Montedison se recuperaron inmediatamente con la venta de activos no estratégicos del grupo, y que toda la deuda adquirida con éste se hubiera saldado con creces simplemente vendiendo la división farmacéutica. Gardini recuerda finalmente el plan de reconversión que propuso hace dos años, tras el fracaso, por razones políticas, de su proyecto de gran polo químico. "La familia Ferruzzi no aceptó mi plan y, por toda respuesta, me puso en la calle", concluye.

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