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Garnacho critica que UGT sea un híbrido sindical y político

El secretario general de la Federación de Madera, Contrucción y Afines de UGT (Femca-UGT), Manuel Garnacho, cuestiona, en una entrevista concedida a Europa Press, la actual estrategia y estructura de la Unión General de Trabajadores. "A mí, el único debate que me interesa es cómo hacemos para que la UGT sea de verdad una organización sindical, cómo acabamos con esta situación híbrida entre sindicalismo y política. Es un debate de estructuras y de reparto de responsabilidades en el seno de la organización, y todo lo demás son cuentos".Manuel Garnacho fue uno de los dirigentes ugetistas que mostró su apoyo sin paliativos al PSOE en las últimas elecciones generales. La dirección de UGT defendió, a cambio, no dar su apoyo explícito al partido de Felipe González. El propio González dio las gracias personalmente a Garnacho por su respaldo al día siguiente de las elecciones.

Las reflexiones de Garnacho respecto al futuro de UGT van más allá. Considera que el papel de Nicolás Redondo en el sindicato socialista debe ser el de "un afiliado más, pero con mayores responsabilidades en asegurar el futuro de UGT". Garnacho explica esta opinión con la siguiente frase: "A lo mejor, para ser una auténtica organización europea deberíamos empezar diciendo que un líder sindical se jubile a la misma edad que los trabajadores del sector al que pertenece". Nicolás Redondo está a punto de cumplir los 66 años, es decir, está por encima de las edad de jubilación obligatoria en cualquier sector productivo.

Política de pactos

Garnacho estima también que para que sea factible un pacto social, los sindicatos deben cambiar de actitud. "Para poder hacer una acción social eficaz, sin caer en el corporativismo, es necesario que sea sectorializada, con unas grandes ideas aglutinadoras , asegura. A lo que añade: "Pero esto es muy dificil si seguimos teniendo unas organizaciones sindicales que sean un híbrido entre partido político y sindicatos. Mientras que el mayor poder de decisión esté en la parte política de este híbrido y menos en la parte sindical, los pactos serán muy difíciles"."Desde 1984, las cúpulas confederales no han firmado ningún acuerdo con la patronal y un sindicato está hecho para llegar a acuerdos con la patronal y para pelearse con ella. Si desde 1984 a 1993 no ha habido ningún intento de acuerdo con la patronal, para, qué sirve el sindicato", argumenta. A su juicio, "dentro de ese híbrido es más vistoso estar en la ejecutiva confederal o regional que sentarse con los empresarios a negociar un convenio". Y concluye: "El 90% de nuestro oficio debe ser negociar con los empresarios y el 10% la política, pero no al contrario, porque así no vamos a ninguna parte".

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