Deprisa , deprisa
José María Aznar tiene prisa. Se marchó de su despacho a las tres de la madrugada del lunes y volvió a las once: quiere disponer cuanto antes de un análisis detallado del resultado de las elecciones, un análisis que le diga, casi voto a voto, qué ha pasado, quién le ha apoyado y quién no y por qué razones. "Es mucho más importante gastarse el dinero en eso que en encuestas previas" lanzó a sus colaboradores nada más aparecer por la puerta. "Y además, mucho más serio", añadió en un murmullo.¿Necesitará también saber quién le apoya y quién no dentro de su. propio partido? No, asegura uno de los colaboradores. Las críticas, si las hay en la ejecutiva convocada para mañana, irán a la yugular de otras personas. ¿El yoquei? Sin duda, pero también a la de algunos antiguos miembros de UCD. Ciertamente, 24 horas después de la derrota se apreciaban dos tipos de reacciones: los clásicos de la antigua AP estaban irritados y murmuradores. Los dirigentes y militantes procedentes del suarismo, mucho más animados y dispuestos a realizar un análisis positivo y esperanzado.
Aznar no pertenecía ayer al primer grupo. Parecía, por el contrario, más relajado y tranquilo que nunca. "No habrá bandazos. El PP es un partido centrado y eso es ya una realidad. Todo el mundo dirá lo que piensa, pero no creo que se plantee, en absoluto, esa cuestión" afirma.
Cualquiera diría que empieza a disfrutar con la nueva situación. "Pues sí. Claro que tengo un cierto sabor agridulce en la boca. Teníamos el tarro de miel en los labios... Pero se abre un periodo político muy interesante. El Gobierno tendrá que actuar de una forma distinta y nosotros, la oposición, también. Será más difícil para ellos y para nosotros". Aznar y sus colaboradores están convencidos de que los votantes del PP esperan ahora una actuación distinta: "cuestión de calidad" en palabras del líder conservador, "cuestión de sutileza", según un miembro de la ejecutiva.
Para ese nuevo periodo puede ser fundamental la experiencia de los miembros de la UCI). Muchos de ellos protagonizaron el periodo 1979-1982 y saben el martirio que supuso entonces para ellos un gobierno sin mayoría y una oposición organizada. "El PSOE estuvo pendiente de las cuestiones de procedimiento y fue capaz de sacamos de quicio, día a día y pequeño tema tras pequeño tema", explicaba uno de ellos, casi entusiasmado con la idea de devolverles, al cabo de los años, la misma y amarga medicina.
Aznar lo presenta de otra forma, aunque da también la impresión de haberse convertido en un gran especialista en la historia del PSOE. "No, es nuestra propia estrategia, la que pusimos en marcha en 1989 con un objetivo a siete años. Creíamos que primero había que equilibrar la situación y, después, llegar al poder. Todo se aceleró mucho y pensamos que el esquema ya no valía. Ahora, simplemente, volvemos a él. En estas elecciones hemos cumplido la primera etapa, incluso con creces, puesto que nos separa menos diferencia que la que existió en 1979% explica.
En teoría faltan, pues, otros cuatro años. En la práctica, se notaban ayer otros aires. La miel se ha quedado pegada a los labios y el recuerdo de su sabor es casi insoportable. Deprisa, deprisa, hay que buscar el tarro.
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