Indiuráin, preparado para la primera batalla
Miguel lnduráin (Banesto) se ha propuesto para hoy un objetivo: sacar el máximo tiempo posible a sus principales rivales para afrontar las etapas de montaña a la defensiva. En la práctica, eso significa alcanzar el liderato. En sus cálculos no entra que el líder actual, Moreno Argentin (Mecair), pueda defender los 38 segundos de diferencia en los 28 kilómetros alrededor de Senigallia. Bugno se presenta como el hombre más peligroso para el navarro, que se declara preparado para la primera batalla seria del Giro. Ayer, Furlan (Ariostea) robó a los sprinters la victoria.
Todo el mundo habla de la maglia rosa, pero, al mismo tiempo, hace lo posible para disimular la obsesión. "El liderato será más testimonial que efectivo", dice, por ejemplo, José Miguel Echávarri, director del Banesto. Los principales rivales de Induráin prefieren referirse simplemente al navarro. Es su punto de referencia. Así, Bugno, Claudio Chiappucci y Maurizio Fondriest. Sólo el líder, Argentin, parece querer aferrarse a la prenda rosa. "Perderé sólo 30 segundos respecto a Induráin7, asegura."La distancia es buena para coger el liderato, Argentin no creo que aguante", precisa Echávarri. "Pero nuestra carrera es limar segundos. Además, sabiendo que Bugno tiene otra fuente de ingresos, las bonificaciones. Pero en 28 kilómetros, claro que pueden resistir todos. Induráin, precisamente, se dispara a partir de esa distancia". Otro problema es la falta de referencias. Las cronometradas del pasado Giro no valen. Eran mucho más largas. Y las celebradas este año, tampoco. "Esta es la primera contrarreloj seria de la temporada para Induráin", resume su director. Por no saber, nadie en el Banesto sabía ayer cómo era el recorrido. "Saldré por la mañana a hacerlo", cuenta Induráin. "A ver las subidas y las curvas para elegir el desarrollo más adecuado".
El enemigo, entonces, se llama Bugno. Creen en el Banesto que si el, campeón del mundo lograra el jersey de líder -sería el primero que viste en cual quier carrera desde 1990- se transformaría. Quizás se acabaría el Bugno dubitativo. Se ría otra persona, con más fe en sus posibilidades. "Eso puede ser un arma de doble filo", analiza Echávarri. "Por un lado, puede cargarle de presión de cara a la contrarreloj, y si fracasa puede hundirle". Bugno, por su parte, se pone la piel de cordero. "No estoy al máximo", dice. "La espalda aún me molesta, pero las piernas van bien. Aún así, Induráin es imbatible. Yo saldré para conocer al propio Bugno y si salgo bien de la prueba estaré preparado para que pueda pasar cualquier cosa en la montaña". Esta precaución contrasta con el optimismo de otras voces de su equipo. Como la de Gianluigi Stanga, director del Gatorade: "Por primera vez veo a Bugno e Induráin a un nivel parejo".
Chiapucci, comedido
Otro rival, Claudio Chiappucci, también se niega a lanzar baladronadas: "No creo que pueda ganar. Es, simplemente, la primera verificación de mi trabajo invernal. Así conoceré mi estado para lo verdaderamente importante, para la contrarreloj de Sestriere". Una extraña prudencia enfrentada con el optimismo de Maurizio Fondriest. El hombre oculto de este Giro también habla de conocerse y saber su estado, pero, animado, cuenta de sus progresos: "Hasta el año pasado cedía una media de tres segundos por kilómetro respecto a Induráin. Ahora estoy con curiosidad porque la contrarreloj que gané en Elba me dijo algo extraordinario: en contrarrelojes cortas estoy al mismo nivel que Induráin. Así, mi objetivo mínimo será ceder un segundo por kilómetro. O sea, estaré descontento si pierdo más de 28".
Ayer, Induráin tuvo un momento de faena extra en una etapa en la que el español Francisco Cabello (Kelme) estuvo escapado 184 kilómetros. A mitad de etapa se cortó el pelotón.Por delante, un grupo con Chiappucci y Bugno; por detrás, él con Argentin. Fueron cuatro kilómetros con una diferencia máxima de 24 segundos. "No ha sido nada", aseguró.
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