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Tribuna
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Cuento inacabado

Había una vez un hombre, escuchad, que llevaba bigote. Pero su problema estaba en el cogote. Uno de esos hombres pertenecientes a esa rancia familia milenaria que hoy, hace 53 años, cuando yo nací, hubieron de sufrir un hondo disgusto. Yo era un niño de posguerra, y lo orgulloso que estoy... Pero para ellos ése fue un mal día, sin duda. Un día que no han olvidado. Uno de esos niños fui, y crecí animado por el puño del trabajo, la rosa de la felicidad y la paloma de la paz, sí, efectivamente, todo eso que os anima hoy a vosotros, jóvenes de Murcia. Ya conocéis luego, más o menos, la historia que siguió hasta ahora mismo, hasta estos 10 años que hemos pasado juntos en paz, en estabilidad y en libertad como nunca antes había. sucedido en España. Diez años, también, de errores, claro. Pero sobre esto he de explicaros una historia: un albañil había estado trabajando durante ocho horas acarreando sacos de cemento de un lado para otro. Ocho horas. Cuando acabó, el hombre se pasó por la taberna a descansar y a echar un traguito de vino. Nada, un ratito. Volvió a su casa, y mientras subía por la escalera se cruzó con un vecino. Y éste le dijo: "Anda, hijo, vaya peste a vino que echas". El albañil se le encaró furioso: "¿Y no te apesto a cemento?". Pues eso: eso es lo que nos reprochan de estos 10 años, el traguito de vino.Cuidado, compañeros, que pueden ganar. Que tienen medios, sí, también tienen muchos medios en los medios, que han gastado mucho. Vendrán y os quitarán la enseñanza para todos, la sanidad para todos. Ése es el programa que no pueden explicar. Nosotros sí podemos. Mirad, aquí tengo un papel: un papel que explica las 100 medidas que tomará el Gobierno de Felipe González. Guardad este papel en el cajón, y en los próximos años, cuando veáis las colas que Felipe González va haciendo, marcad una crucecita en cada párrafo de este programa. Al cabo de cuatro años, si no tenéis 99 párrafos marcados no votéis al PSOE.

Ahí ha estado, seco e inmutable como un lagarto, al sol del mediodía de Murcia, en la plaza de toros. Vestido con cazadora / mitin y corbata, más de una hora hablando bajo el fuego, ni una sola gota de sudor en su rostro. Datos para esa naturaleza de reptil que le han adjudicado sus enemigos... Cumplía 53 años: lo avisó una de las muchas mujeres que mandan en Murcia, la candidata Josefa Pardo, y el público lo celebró cantándole "cumpleaños feliz" desde los tendidos. Había venido a sustituir a González. Es posible que este hombre ya no sea el mismo después de lo que llaman con pudor irónico "su problema familiar". Es posible que se haya quemado prematuramente en el mismo fuego que encendió, todas esas cosas, en fin, que constituyen la divulgada teoría sobre la gloria y el fracaso de Alfonso Guerra. Pero pocos políticos en España son capaces de tener en un puño, en un puño de cuento donde caben sólo el lobo y la princesa, a 10.000 personas bajo un sol apocalíptico.

En Murcia -con Guerra, hubo sólo un problema: calló, se llenó el escenario de flores y de música... y el ausente no estaba allí para convertir el hirviente entusiasmo en sosiego. Eso que fue así durante muchos años, en muchas plazas. Alguien que, después del, cuento, llevara el embozo hasta la cara del niño, lo besara con amor y confianza, anduviera hacia la puerta y apagara la luz, el orden vuelto a la casa hasta mañana.

Guerra: qué enorme pretexto perdido...

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