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El minarete cantarín

La mezquita de la M-30 elimina la megafonía exterior, que a veces sobresaltaba a los vecinos

El minarete de la mezquita de la M-30 fue diseñado para el silencio. Ningún rezo debía resonar desde este templo, el mayor de Europa, inaugurado el pasado otoño en Ciudad Lineal. Sin embargo, a veces, por error o descuido, voces y cánticos han sobresaltado al barrio de San Pascual en horas intempestivas. Ayer, con las últimas quejas vecinales, los responsables del recinto zanjaron el problema eliminando la megafonía exterior.

El jueves, a las seis de la madrugada, los vecinos insomnes y los, tempraneros escucharon rezos y cánticos en voz alta. "¡Vaya, ya estamos otra vez con los fandanguillos!", pensaron. Y varios avisaron a la Policía Municipal. No es la primera vez que los altavoces exteriores de este templo islámico les juegan malas pasadas. Aunque tampoco es algo que ocurra todos los días.Birima, el guardián que custodiaba el recinto, explica: "Al parecer se saltó un botón que activó la megafonía exterior y una cinta mía, donde tengo grabada una conferencia cultural, empezó a oírse en todo el barrio". Su estupor fue mayúsculo cuando vio aparecer a los agentes: "No tenía ni idea de que se escuchaba desde fuera".

Los responsables del templo aseguran no tener constancia de que este incidente haya sucedido más de dos veces: una, la de ayer; otra, hace unos meses. Maher, el subdirector, asegura que "las instrucciones han sido siempre que no se utilicen los altavoces, si ha ocurrido anteriormente no tenemos constancia de ello".

Los vecinos discrepan y contabilizan una media docena de ocasiones en las que rezos, voces y cánticos se han escuchado en las viviendas más cercanas por la noche o de madrugada.

El subdirector de la mezquita ha decidido que los grandes males requieren grandes remedios. Así que ha optado por clausurar definitivamente la megafonía exterior. "No sirve para nada, porque aquí no hacemos la llamada de la oración en la vía pública y sólo nos va a traer problemas con los vecinos", concluye.

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Rezos familiares

Los residentes de la zona se alegrarán cuando el templete enmudezca, aunque ya habían empezado a familiarizarse con los rezos. Algunos nunca han llegado a oír estos sonidos de los que hablan otros vecinos.

A Teresa, vecina del número 54 de la calle de Salvador de Madariaga, le ha picado la curiosidad: "Estoy por ir a ver que hacen ahí dentro". El jueves oyó la música desde las seis de la mañana hasta una hora después. "No me molestó, al principio pensé que era la radio del vecino, luego vi que el sonido llegaba de la mezquita", explica.

Enrique, de 62 años, del mismo bloque, asegura que a él no le molestan los cánticos. "Incluso me gusta esa música árabe", añade. Mar¡ Carmen, de 32 años, confiesa que las salmodias le ayudan a dormir.

Pero no todos contemplan las salidas de tono del minarete con los mismos ojos. "Menuda tabarra. Hace días, seguía escuchando las voces al poco de acostarme. Pensé que estaba obsesionada, pero qué va, no era obsesión, es que todavía sonaban, y era muy temprano", explica una vecina de de la calle de Verdaguer y García, 1. Mar¡ Mar Velázquez, del mismo bloque, asegura haber oído la música en varias vesces: "En casa comentábamos: qué volumen tan alto, si se escucha hasta en la plaza".

Mónica Rubio, una estudiante de COU, madrugó el miércoles para estudiar para un examen de historia. "Hacia las seis empecé a oír las voces y ya no pude dar pie con bola", afirma. "Una vez que visité la mezquita con el instituto nos aseguraron que aquí no llaman a la oración en la calle, pero desde casa, a veces, oímos rezos", añade.

Los responsables del templo prometen silenciar, a partir de ahora, el minarete cantarín.

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