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ELECCIONES 6 DE JUNIO

El gran ausente

Un drama familiar mantiene alejado a Adolfo Suárez, por vez primera, de la carrera electoral

Éstas son las elecciones del partido bisagra. Las que él tenía programadas para que el CDS fuera decisivo a la hora de componer una mayoría parlamentaría. Pero el fracaso estrepitoso en las últimas municipales y un acuciante problema familiar le han recluido en la vida privada. Por primera vez en 16 años, desde el restablecimiento de las elecciones democráticas en España, Adolfo Suárez ni siquiera se ha inscrito en la carrera electoral. Quien fue el primer ministro más joven de Europa cumplirá en septiembre 60 años.Como presidente del Centro Democrático y Social (CDS), Suárez supo vislumbrar hace tres años el horizonte político al que España se acerca ahora, pero no encontró el camino adecuado. Su intuición y el análisis del declive socialista le llevaron a la convicción de que en las siguientes elecciones legislativas la hemorragia de votos en el PSOE requeriría la ayuda de los centristas para salvar "la gobernabilidad". Para salvar incluso la estabilidad, pensaba.

Pero el velocista que de abril de 1975 a la Semana Santa de 1977 pasó de jurar como consejero nacional del Movimiento a legalizar el PCE como presidente del Gobierno se quedó sin resuello en junio de 1991, y sin partido tres meses después. En las elecciones municipales, la pérdida de casi 900.00 votos respecto a las legislativas de octubre de 1989 le dejó sin oxígeno político, después de haber perdido el aliento de muchos en quienes confiaba.

Tras dimitir como presidente del CDS por el desastre electoral, en un ejemplo de responsabilidad, la derrota de sus hombres de confianza en el posterior congreso centrista terminó por apartarle de la política. El hombre que dirigió el desmantelamiento del aparato franquista no acertó a construir una organización que dirigiera la política democrática El político arriesgado y prestidigitador acabó denostado por irresoluto y por haberse quedado sin conejos en la chistera.

Presa del fantasma de UCD, de un partido convertido en reino de taifas, creó una organización política a su medida, que acabó dándole un sonoro portazo de pura hartura ante las largas ausencias de su líder. Luego desorientó a la opinión pública con las mociones de censura contra alcaldes socialistas, impulsadas por su despecho contra el juego sucio del poder más que por afinidad alguna, que no la tenía, con la derecha.

Y, con todo, el recuerdo de su inteligencia y coraje político en la transición, su insumisión ante los poderes fácticos y su encanto personal, entre otros muchos méritos, han conservado el respeto y el aprecio hacia él, por encima del deterioro a que sometió su propio prestigio en el último periodo.

En Estados Unidos

Completamente retirado de toda lucha por el poder, Adolfo Suárez ha optado por ganarse la vida, con desigual fortuna, en su despacho de abogado. Ha rechazado, con escrúpulo casi obsesivo, cualquier oferta que pudiera dar la impresión, si la aceptaba, de que entraba, al Final, en el pesebre socialista. Y en los últimos meses se ha entregado, con dedicación absoluta y exclusiva, al cuidado de su hija mayor, Miriam, de 30 años y madre de dos hijos, de la que no se va a separar en los dos próximos meses, mientras dure el tratamiento médico que sigue en Estados Unidos.

Desde allí expresaba ayer, en Diario 16 y en El Mundo, que sólo pide paz y que no se le acose. Se extrañaba de que su nombre hubiera aparecido en la campaña electoral -PSOE, PP y CDS luchan ahora por heredar su terreno político- y negaba conocer las ofertas de las que ha hablado Felipe González (quien aseguró haberle propuesto un cargo institucional que el ex presidente había rechazado).

Con dignidad y con amargura, Suárez asumió hace dos años que el pueblo español le denegaba la confianza para proseguir en su aspiración de reconducir el Gobierno. Era como una jubilación anticipada, a los 58 años. Pero los grandes catedráticos de política siempre pueden ser recuperados, para mayor prestigio de su universidad, como profesores eméritos.

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