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El Barca da una lección al Joventut

Robert Álvarez

ROBERT ÁLVAREZ, El Barcelona le puso fecha de caducidad al Joventut. Lo peor es que el campeón de los dos últimos años puede ir directamente a la basura sin necesidad de haber sido destapado para comprobar si, efectivamente, su contenido se ha agriado. La eliminatoria ha quedado en franquía para su vecino que dispone de dos ocasiones -el viernes y, caso de perder, el domingo en Badalona- para zanjar la controversia.

La defensa en zona del Barcelona dejó en evidencia de nuevo la incapacidad de la Penya para digerir tan previsible estrategia. Tanta evidencia despertó alguna lástima. Un colectivo de la prestancia del Joventut no debería pasar por tal trance.

El recurso de achacar toda la culpa a su técnico, Lolo Sainz, sería tan falso como repetido y fácil. Los buenos tiradores d - el Joventut, los hermanos Jofresa, Villacanipa, incluso Kopicki y Ferrán, se asustaron tanto ante el muro implantado por los azulgrana, con Montero, Jones y Jiménez en la primera línea, y Savic y Norris en la segunda, que tuvieron que buscar triples desde casi siete metros y medio o deslabazadas acciones sobre alguno de sus pivots.

En este segundo caso, el balón llegaba a Ferran o Kopicki sin posibilidad de lanzarlo al cesto con celeridad. Un par de movimientos suyos y al menos tres rivales ya les habían enjaulado. Aun así Ferrán. demostró oficio y confirmó su muñeca angelical. Pero eso, tan sólo bastó para que la brecha en el marcador no se hiciera más escandalosa de lo que empezó a serlo nada más empezar el segundo tiempo: 55-45, 62-48 y hasta 87-70. La presencia de Jent, Kopicki y Ferran en el primer quinteto de ese segundo tiempo tampoco ayudó al Joventut. a mantener su tono guerrillero del primero, el único válido ante un equipo que juega con la intensidad del Barcelona.

El Joventut trató de empuñar la misma arma con la que había fenecido en el segundo partido de la eliminatoria. Una zona que, interpretada por los badaloneses, fue una mala copia hasta el punto que tuvieron que desistir tras unos minutos de naufragio.

El Joventut se encontró con lo peor que le puede pasar a un mal estudiante. Que le pregunten por la misma lección con la que, sólo dos días antes, fue al suspenso directo. Para deleite de quienes presenciaron el partido quedó una primera parte que no pareció salida del mediocre campeonato al que se ha asistido hasta ahora. Unos y otros se aplicaron en lo mejor de su repertorio. El Barcelona, abusando del rebote en ataque, la agresividad, su mejor sentido del juego colectivo y su denodado trabajo por llegar hasta la canasta rival. El Joventut, afinando en los triples y en los tiros libres y encomendándose a Villacampa.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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