Imelda Marcos,
la que fuera primera dama de Filipinas, está convencida de que sus enemigos irán al infierno. Tan clarividente premonición es su respuesta a los rumores de que va a casarse en segundas nupcias con quien se dice que es su amante además de su abogado, el norteamericano James Paul Linn. "No tengo proyectos amorosos... El problema con la señora Marcos es que se sabe quién es, pero no qué es", ha asegurado la viuda del fallecido presidente filipino Ferdinand Marcos. Imelda insiste en que las informaciones sobre su boda con Linn son una broma cruel lanzada por sus enemigos para molestarla. "La Biblia dice que hay un lugar especial en el infierno para quienes oprimen a las viudas y a los huérfanos... Y siguen molestándome", se queja. Imelda, de 63 años, vive en Estados Unidos desde la revuelta que depuso a su marido en 1986, pero se enfrenta a decenas de cargos de corrupción en los tribunales de ese país acusada de haberle ayudado a saquear la economía de Filipinas durante sus 20 años de gobierno. Ella afirma que invirtieron todas sus riquezas en el tesoro público ante la crisis económica por la que atravesaba su país en los setenta. La señora Marcos, antigua reina de belleza, ha desmentido también haberse sometido a ninguna operación de cirugía estética. "El mejor cosmético es el interior de uno mismo", asegura.
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