Aznar sólo habla de la Feria
El líder del PP se da un baño de multitudes en el Real de Sevilla
José María Aznar sólo habla de la Feria.. El líder del Partido Popular (PP) cerré ayer su primera visita electoral a Andalucía con un corto paseo por el Real de la Feria de Abril sevillana, donde pasé un par de horas, habló poco de política -mucho de Semana Santa y de Feria- y se retrató con cuanto seguidor le brindó una copa de vino. El AVE, de regreso a Madrid, le privó de un baño mayor de multitudes, aunque también le salvó de un chaparrón que inundó por segundo día consecutivo el recinto ferial sevillano.
"Está muy cansado, son 20 días de campaña y 52 actos en toda España", justificaban sus allegados la tirantez del líder popular, acosado por la prensa en el Real. "Ha venido a descansar esta semana porque el ritmo es muy fuerte y tiene que reponerse", continuaban argumentando. Lo cierto es que Aznar sólo habló de política cinco minutos, la mayoría de ellos para rechazar las explicaciones que Felipe González daba al filo de la madrugada anterior en Tele 5, mientras él hacía campaña en la caseta del PP.José María Aznar visitó el jueves por la noche la feria de Sevilla como quien recorre una feria, pero de muestras, informa Victorino Ruiz de Azúa. A los sevillanos, en plena jarana, les chocó el adusto ademán del castellano. Un chico joven comentó en voz alta, después de saludarle sobre el albero: "Pero qué serio es...". La conclusión de un grupo de mozas, fracasadas sin paliativos en su intento de sacarle a bailar, fue más tajante y condenatoria: "Éste, lo que es, es un esaborío. Pues sí que le van a votar, así".
Llegó José María Aznar muy pronto a la Feria, cuando aún no había paseo de caballos y se podía caminar por el adoquinado del recinto de Los Remedios. Flanqueado por Soledad Becerril y Gabino Puche, coincidía con precisión suiza en la caseta de una emisora de radio con Javier Arenas y el candidato sevillano para el Senado Juan Moya. Allí, mesa y mantel esperaban a los populares. Allí atendió a los periodistas. Y allí degustó marisco y jamón de pata negra, con cerveza.
De allí también se marchó pronto, casi con las viandas encima de la mesa. Le esperaban en la caseta de la prensa del corazón, donde ya no quiso hablar de política. Eso sí, retó a quien le preguntó entonces si se sentía cansado. "¿Cansado yo?, ahora mismo me pondría a bailar y les arruino, les agoto a todos", contestó. Allí recibió el premio -un giraldillo de bronce- que le dan a todos los famosos que visitan la caseta de Manolo Gallardo y sus amigos, que así reza en la pañoleta. Allí se fotografié con Samanta Torres, miss nacional de 1992, allí dijo que sólo hablaba de Feria, y allí descubrió el buen consejo que le dio un amigo sevillano: "¿Ha bebido usted mucho fino señor Aznar?" "No, porque yo sólo me mojo los labios".
Competencia del "culebrón"
Javier Arenas, vicesecretario general del PP, si hablé de política en el Real, y lo hizo para desacreditar la intervención de Felipe González en la televisión. "Ofrece una imagen física de agotamiento y está prisionero de la corrupción generalizada, de tres millones de parados y del fracaso de una legislatura". Hubo un momento de confusión en esa caseta. Mientras Aznar era agasajado por los de la prensa del corazón y Arenas hablaba de política, llegó Catherine Fulop, la estrella de los culebrones, montada en coche de caballos y acaparó tres cuartos de aforo y a los paparazzi que se debatieron por un instante entre seguir con el candidato del PP o buscar la instantánea de Abigaíl. Jesús Quintero, el Loco de la colina que ahora anda metido en La boca del lobo, se hizo un lío y tan pronto huyó del enganche de caballos como de la caseta de las revistas.
Aznar salió camino del AVE por la calle Juan Belmonte. Y recibió parabienes de todo tipo, desde la gitana que le gritó: "Déme usted la mano que yo soy de derechas de toda la vida y cómpreme un decimito de lotería", hasta el saludo del ex alcalde Manuel del Valle, que le deseó "suerte en la campaña".
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