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Reportaje:

Londres, ni se rinde ni se duerme

Más de 5.000 trabajadores de la City buscaban ayer su nueva oficina entre los escombros

Enric González

Uno de los símbolos de la resistencia británica a los bombardeos nazis era el lechero, haciendo su ruta diaria entre montañas de cascotes. El enemigo es ahora el Ejército Republicano Irlandés (IRA) y el símbolo, acorde con los tiempos, es un personaje con maletín que busca una oficina entre las ruinas. Ayer, entre ocho y nueve de la mañana, un ejército de símbolos llegó puntualmente a la City para demostrar, según la consigna lanzada por el lord mayor, que "Londres no se rinde". Ni se rinde ni se queda un rato más en la cama: las compañías más afectadas por la explosión del sábado resaltaron que "la puntualidad fue absoluta" y que "el mecanismo de realojamiento funcionó perfectamente".La nueva colocación fue compleja. Los directivos y mandos intermedios fueron informados, a lo largo del domingo, de cuál sería su emplazamiento físico a partir de ayer. Pero la clase de tropa, unos 5.000 en total, no tenía idea de dónde iba a ir a parar. A la salida del metro se entregaban octavillas con un plano de la zona devastada, una veintena de calles a las que no se podía acceder. De tener la oficina en esa área, el trabajador en cuestión debía dirigirse al Guildhall, el antiquísimo Ayuntamiento de la City.

En el Guildhall se había instalado un centro de acogida para los refugiados de la bomba y un representante de cada compañía desplazada, unas 300 en total, entregaba al interesado una dirección provisional.

Mientras tanto, proseguía la retirada de 200 toneladas de cristales rotos -no hay como ser cristalero en la City- y el apuntalamiento de los dos edificios que tendrán que ser demolidos. En la Torre Natwest, el edificio más alto de la City, se había conseguido despejar ya el acceso interior a todos los pisos, aunque harán falta dos meses, por lo menos, para que pue da volver a ocuparse.

La sede del Banco Indosuez sufrió, a mediodía, el desplome de dos pisos, pero no hubo víctimas. Y en el Hong Kong and Shanghai Bank, cuya sede central recibió de lleno la onda expansiva, se buscaban papeles: "Muchos de nuestros documentos han volado, así que agradeceremos a cualquiera que halle un papel con el membrete del banco que nos lo remita sin dilación", declaraba, con una sonrisa, un portavoz de la entidad. El primer fajo de documentos apareció ya el sábado , en un jardín particular a más de 100 metros del edificio.

Scotland Yard detuvo a varias personas presuntamente vinculadas al IRA en el frenesí investigativo posterior al bombazo. En la sede central de la policía empezó la búsqueda de sistemas de prevención contra este tipo de atentados. La factura a las aseguradoras será formidable. Aunque se descarta la cifra inicial de 150.000 millones de pesetas, se habla de algo así como de 80.000 millones. Los patriarcas de la City consideran que una tercera explosión, tras la de abril de 1992 y la del sábado pasado, equivaldría a la ruina.

¿Qué hacer? Ayer se sopesaban todas las posibilidades: un cinturón de hierro en tomo a la milla cuadrada, controles sistemáticos, cámaras... La última opción, la de filmarlo todo, se ha demostrado relativamente útil: al menos dos cámaras recogieron la imagen de los terroristas cuando aparcaban la camioneta fatídica. Pero la película sólo tuvo valor después de la explosión, después de que muriera una persona y casi 40 fueran heridas.

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