Un hombre quiso entrar por Barajas con 10 kilos de cocaína

Nadie sospechó de Pedro García Padilla. Era un español de tantos que llegaron el domingo desde Buenos Aires a Barajas, con traje, 800 dólares en el bolsillo (unas 80.000 pesetas) y el paso firme entre el mostrador que utilizan los ciudadanos de la Comunidad Europea.Tan sólo una pequeña arruga en el filo diminuto de la foto del pasaporte movió a la policía a levantarla para descubrir que aquélla estaba pegada al documento. Así, los funcionarios descubrieron que Pedro García Padilla era en realidad Alfredo Rubén Blanch, casado y mecánico en Buenos Aires.

El argentino no pudo disimular el acento bonaerense ante la policía cuando le pidieron los documentos de su maleta y alegó que los había perdido en algún momento del viaje.

Le cachearon y se lo descubrieron en el pantalón. Después, sólo había que registrar la maleta y observar cómo salían de entre la ropa 10 kilos de cocaína escrupulosamente empaquetada. La droga habría alcanzado en la calle un valor aproximado a los 800 millones de pesetas. La familiaridad y parsimonia con que se movía por el aeropuerto hizo pensar a la policía que no se trataba de la primera vez que Rubén Blanch introducía droga.